LOS NECESARIOS ESTUDIOS DE DERECHO
EN LAS CARRERAS DE COMUNICACIÓN.
De la A a la H.
EN LAS CARRERAS DE COMUNICACIÓN.
De la A a la H.
Manuel Sánchez de Diego
Ante todo queremos hacer una defensa de los estudios jurídicos de la comunicación. Creemos que es una necesidad en la universidad
y la sociedad. En todas las carreras –o grados como se llaman actualmente- de las ciencias de la información o la comunicación se
necesita una formación jurídica. Es imprescindible el conocimiento de las normas jurídicas, del Derecho en general: de como se aplican, como se solucionan los conflictos jurídicos y hasta donde puede llegar el comunicador sin transgredir la Ley. Para poder buscar
amparo en la libertad de información es necesario conocerla, como se
conoce el abecedario para poder escribir.
Bastante común en las ciencias de la comunicación es
encontrarnos con referencias a la libertad de expresión como elemento
clave de los procesos informativos y, esto ocurre en autores con muy diferentes
enfoques: semióticos, sociológicos, estructuralistas, publicitarios, cineastas... La libertad
de expresión se convierte así en un referente tópico al que se recurre
desde la ciencia y, también desde la profesión periodística, la
política, la abogacía, las organizaciones sindicales.... como un mantra que ampara cualquier proceso informativo.
Ciertamente la libertad de expresión, el derecho a la
información, la libertad de prensa, llámese como se quiera, constituye
un derecho fundamental del hombre y del ciudadano. Se trata de una
necesidad personal y de un requisito esencial en una comunidad
democrática. Personal, pues como manifestó la Madre Teresa de Calcuta la
primera necesidad es la de comunicarse. Pública porque es
imprescindible en una sociedad que se quiera calificar de democrática.
Como hemos manifestado en varias ocasiones de nada valdría que se
celebraran elecciones cada 5, 4, 3, 2, 1 año o 3 meses, si el voto no es
emitido con conocimiento de la política, la economía o propia la sociedad. Los votos ciegos no avalan a un sistema como democrático. Es necesario la existencia de una opinión pública libre y para ello es imprescindible que la libertad de información funcione correctamente.
Desde el interés que suscita la libertad de expresión parece
olvidarse las responsabilidades que genera su ejercicio. Cuando el
informador se encuentra ante alguna dificultad en su tarea –una medida
cautelar judicial, la restricción de acceso a un local, la negativa a
proporcionar información, el autocontrol dentro de la propia empresa– el recurso fácil es gritar: ¡censura!. No siempre es así, ni debería ser así. La libertad de expresión no ampara la difamación, ni las fakes news, ni la manipulación. No es un derecho absoluto. El Tribunal Constitucional ha manifestado en muchas ocasiones que no existen derechos absolutos, como tampoco lo son sus límites.
En gran parte es culpa nuestra, de los que en la docencia
explicamos Derecho de la Información. No hemos conseguido transmitir los
conocimientos necesarios, la sensibilidad jurídica precisa o los
recursos jurídicos imprescindibles. En muchos casos porque el tiempo no
ha sido suficiente, en otros porque las normas cambian o porque no hemos transmitido, al menos, la importancia del tema. En otras
ocasiones el objetivo se cumple y hemos conseguido entusiasmar al alumno
que incluso decide ampliar sus estudios... con una licenciatura en
Derecho.
Francamente, la satisfacción nos acompaña cuando conseguimos
que los alumnos comprendan que el Derecho de la Información no
solamente es conocimiento de las normas, la jurisprudencia y la
doctrina; también es reflexión y un referente de primer orden de la
propia información –de alguna forma los derechos y deberes de la
libertad de información se constituyen también en objeto de la propia
actividad informativa-. Pensar en términos jurídicos es reconocer que 2 +
2 no es siempre 4 y que la argumentación para que sea 4,1 o 3,9 es
esencial en las Ciencias de la Comunicación y en el Derecho. La metodología y forma de pensar jurídica otorga al
profesional de la información un cierto grado de perspectiva de la
realidad, una cierta humildad a la hora de decidir que se va a comunicar
y como se va a hacer.
Gris, extremadamente gris, serán los estudios de comunicación
que soslayen y aparquen al Derecho de la Información y a las Ciencias
Jurídicas de su plan de estudios, en busca de una pretendida
especificidad. La formación jurídica es esencial en los estudiantes de
comunicación. Deben conocer la realidad jurídica y de sus instituciones,
deben saber cuales son las normas jurídicas que se aplican a su labor
y, finalmente deben de desarrollar un cierto sentido jurídico, una forma
de reflexionar jurídica. Y, eso no se aprende en un cuatrimestre, ni
siquiera en un año. Quizás es algo que exija toda una vida, porque el derecho nos acompaña siempre.
Hasta aquí puede parecer un ejercicio teórico, pero lo cierto es que lo expuesto es actual y se encuentra en la sociedad hoy en día. Olvidarlo no solo es grave, es una temeridad.
Hasta aquí puede parecer un ejercicio teórico, pero lo cierto es que lo expuesto es actual y se encuentra en la sociedad hoy en día. Olvidarlo no solo es grave, es una temeridad.