miércoles, 30 de marzo de 2022

 

Pensando en voz alta

20 céntimos




Manuel Sánchez de Diego Fdez. de la Riva
Universidad Complutense de Madrid


Ya se ha señalado que el incremento de los precios de los combustibles aumenta la recaudación del Estado vía impuestos de los carburantes. Los impuestos suponen del 45,5% en un litro de gasolina Super 95 y el 41,3% en el de gasoil (datos al 7/3/2022). En el año 2021 los ingresos de la recaudación tributaria han aumentado un 15%. Ese incremento de recaudación ha llegado al 80% en lo correspondiente al impuesto sobre los hidrocarburos. Con estos datos existe un margen muy grande para bajar los impuestos.

Sí, ya sé que me dirán que si se bajan los impuestos se puede comprometer el gasto público. Pero también hay que actuar sobre el gasto público. Hay que gastar menos y mejor. Según Ignacio Ruiz Jarabo ex director de la Agencia Tributaria en declaraciones al programa Espejo Público hay unos 14.500 millones de euros en subvenciones públicas que se concedieron sin ningún control a priori, ni a posteriori. Este dato difundido en el 2019 corresponde a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), dirigida entonces por José Luis Escrivá, actual Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Por tanto, es necesario controlar los gastos en subvenciones y, seguramente, solo en este apartado se puede reducir el gasto.

Pero volvamos al precio del gasóleo de automoción. De cada litro de gasóleo un promedio de 64 céntimos por litro –en la gasolina son 75 céntimos- van a parar a las arcas públicas. A fecha 21 de marzo eran en concreto 0,69 y 0,79 respectivamente. Véase la tabla adjunta

Fecha

Diesel

Diesel (Sin imp.)

% tax gasoil

recauda por litro gasoil

21/03/2022

1,798

1,107

38,43%

0,69

14/03/2022

1,817

1,123

38,19%

0,69

07/03/2022

1,581

0,928

41,30%

0,65

28/02/2022

1,497

0,858

42,69%

0,64

21/02/2022

1,479

0,844

42,93%

0,64

14/02/2022

1,463

0,830

43,27%

0,63

07/02/2022

1,444

0,815

43,56%

0,63

31/01/2022

1,422

0,796

44,02%

0,63

24/01/2022

1,404

0,781

44,37%

0,62

17/01/2022

1,381

0,762

44,82%

0,62

10/01/2022

1,360

0,745

45,22%

0,62

03/01/2022

1,347

0,734

45,51%

0,61











Fuente: https://datosmacro.expansion.com




Promedio 2022

42,86%

0,64




La medida de 20 céntimos podría asimilarse a una reducción radical del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) normal al 21%, lo que supondría 0,238 céntimos por cada litro de gasolina y 0,214 por lo mismo de diésel. Preo lo cierto es que hay otro gravamen que se aplica a los carburantes: el Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH), que tiene dos tramos, uno general y otro especial. Ambos se calculan basándose en un importe fijo que estipula la ley por cada 1.000 litros; en el caso de la gasolina, este importe es de 400,69 euros, mientras que para el gasóleo se reduce a 307 €. Es decir, por un litro del primer combustible pagamos 0,473 céntimos del IEH y 0,379 en el caso del gasóleo.

Cuanto más suben, más dinero recauda el Estado y, cuanto más se tarde en disminuir los impuestos de los combustibles, menos dinero está en manos de los ciudadanos. Parece un contrasentido y una complicación burocrática que se recauden los impuestos y después se devuelva parte mediante subvenciones que hay que gestionar, pagar y controlar. Una auténtica complicación. Lo más sencillo es reducir los impuestos. Si mejoran las condiciones siempre es posible volver a aumentar los impuestos.

Quizás el truco se encuentre en que el Gobierno quiere que quienes comercialicen los combustibles aporten parte de esos 20 céntimos. De nuevo mucha publicidad para transferir el marrón a otro.

martes, 22 de marzo de 2022

 

Pensando en voz alta

Cortinas de humo en la huelga del transporte

Manuel Sánchez de Diego Fdez. de la Riva




Esta huelga del transporte nos ha permitido conocer que hay una Ministra de Transportes que completa el título con Movilidad y Agenda Urbana. Se trata de una política catalana del Partido Socialista de Cataluña con un currículum monocolor en cargos políticos y, sin experiencia en la vida real de la economía. Vamos que no ha trabajado en nada que no sea la política.

Ella es quien en primera instancia debe afrontar las reclamaciones de los huelguistas, de los camioneros del volante, que manifiestan que con el precio actual del gasóleo no salen las cuentas. Un buen responsable político analizaría y actuaría sobre los ingresos de los camioneros, eliminando intermediarios, proporcionando asistencia técnica para las contrataciones, ofreciendo mejorar las condiciones de los transportistas que en tiempos del COVID hicieron un magnífico trabajo… y, por supuesto sobre los costes, esencialmente del gasóleo. Algunos países europeos ya lo han hecho.

El incremento del precio del petróleo ha supuesto un aumento en la recaudación del Estado vía impuestos de los carburantes. Los impuestos suponen el 45,5% en un litro de gasolina y el 41,3% en el gasoil. Cuanto más suben, más dinero recauda el Estado y, cuanto más se tarde en disminuir los impuestos de los combustibles, más dinero en las arcas públicas y, más problemas para quienes necesitan utilizar su vehículo.

El Presidente del Gobierno de España se está paseando por el mundo europeo para recabar apoyos que permitan modificar la normativa europea que regulan el precio de la electricidad, aunque a la vista de lo que están haciendo otros países, como Italia, Francia o Portugal, por señalar a los más próximos, hay fórmulas que sin violentar las normas europeas permiten reducir el coste en el llenado de un depósito y de la factura de la luz. Nuestro Presidente debería estar aquí, escuchando a los transportistas en huelga y adoptando soluciones.

De nuevo nos encontramos con más política de comunicación que de gestión. Tildar de extrema derecha a los transportistas en huelga; de ser una minoría con la que no hay que negociar nada; decir que son autónomos y, por tanto, no son trabajadores, por lo que no es una huelga, es un paro patronal; que son radicales; que sus piquetes son violentos… Estas y otras manifestaciones son las que desde el Gobierno y sus adláteres tratan de poner a la opinión pública en contra de los huelguistas. Sin embargo, ganaderos y agricultores ya han manifestado que pese a que la huelga les perjudica, apoyan a los transportistas. Ellos también se encuentran con una galopante subida de los costes de producción: piensos, gasóleo, electricidad… y, tampoco salen las cuentas.

Algunos estantes vacíos en los supermercados o la suspensión de algunas actividades productivas por falta de materia, nos indican que ni son tan pocos –se estima que más del 50% de los transportistas se encuentran el huelga-, ni están dispuestos a dejarse torear, pese a que no secundan la huelga, ni los sindicatos de clase (UGT y CCOO) ni el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) que en teoría representa a este sector ante las Administraciones.

Los españolitos de a pie seguimos sin entender el por qué no se recibe a la Plataforma en Defensa del Sector de Transporte de Mercancías por Carretera. Quizás porque es mejor para el Gobierno hablar con un dócil Comité Nacional de Transportes que a la vista de lo que está ocurriendo no representa a gran parte de los transportistas. Esto debería cambiar.

Hay algo que sí que debe cambiar en la mentalidad de los políticos y servidores públicos: las instituciones están para servir a los ciudadanos, para solucionar sus problemas, no para crear más problemas. Y, señora ministra, con su actitud está aumentando la crispación, el desabastecimiento y el enfado –por utilizar una palabra suave- de todos los españoles.






 

Pensando en voz alta

Los Justos por la Paz en Ucrania

Manuel Sánchez de Diego Fdez. de la Riva

Hay una guerra a las puertas de la Unión Europea. Hay una guerra en Europa que no tiene visos de solución inmediata. Esto que es evidente por las imágenes de destrucción y los millones de refugiados ucranianos, es negado por los dirigentes soviéticos, perdón, rusos que lo califican de “operación militar especial”, ¡Manda h..! Si no fueran por los muertos y el sufrimiento de la población, hasta nos podríamos reír por semejante burda manipulación. Pero es que además, el Presidente de Rusia ¡se atreve a invocar el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas!, el de la legítima defensa, otra burla que ofende nuestra inteligencia. Es lo mismo que si un violador alega el delito de violación para justificar su acción. No, Putin no es cómico, ni nunca lo podrá ser, solo es un enriquecido tirano rodeado de una camarilla de aduladores lucrados a costa de las riquezas de Rusia, que ha seducido a parte de la población rusa –como lo hizo Hitler con la población alemana- y que tiene a su disposición el botón nuclear.

Los escritos de la Escolástica medieval de Juan de Mariana y Francisco Suárez que justifican la resistencia al tirano y el tiranicidio deben ser interpretados en la sociedad global que vivimos pero la esencia iusnaturalista es la misma: es legítimo matar al tirano. Por ello, yo como ciudadano de este planeta llamado Tierra pido y exijo el respeto de las reglas internacionales de la paz. Nosotros demandamos que Vladímir Vladímirovich Putin –Presidente de Rusia- y Aleksandr Grigórievich Lukashenko -Presidente de Bielorrusia-, así como sus correspondientes cuadrillas, sean privados del poder y de sus riquezas que deben ser empleadas en la reparación de los males causados. La Humanidad debe reconocer como Justos a quienes actúen con ese fin.

Hay ciudadanos rusos que se han manifestado contra la guerra. A veces con un simple papel en blanco. Hay periodistas que han renunciado a su cómodo empleo en la televisión oficial para denunciar la guerra. Hay dirigentes rusos que en disconformidad con Putin están trabajando a favor de la paz. A veces de forma oculta y con gran cautela. En ellos confiamos para que encaucen esta situación hacia la paz en una guerra injusta y preserven a la Tierra del holocausto nuclear. Ellos serán llamados Justos y, en la otra vida encontrarán su recompensa.

 

Pensando en voz alta

Destellos de esperanza en la guerra de Ucrania

Manuel Sánchez de Diego Fdez. de la Riva



Ucrania ha sacudido nuestras conciencias. Las imágenes del horror de una guerra inconcebible para el ciudadano de a pie han sacado de nosotros lo mejor: nuestra solidaridad. A Polonia y a los polacos muy unidos a la palabra Solidaridad -el sindicato Solidarność- solo puedo expresarles mi admiración y aprecio por cómo están tratando a los millones de refugiados ucranianos, prácticamente todos ellos niños y mujeres que huyen de la devastación de las tropas rusas. También a taxistas de Madrid, Ong´s, a quienes fletaron autobuses desde Valencia y otros lugares de España, grupos de amigos que han organizado caravanas para llevar ayuda y volver con refugiados, familias españolas que acogieron a niños del accidente nuclear de Chernóbil y que vuelven a acoger a sus niños ucranianos… todos ellos ejemplos de generosidad y entrega. Allí donde hay un buen corazón las acciones son buenas: “por sus obras los conoceréis”. ¡Ojalá que la acogida solidaria de los refugiados sea una constante en toda Europa! Y no se trata solo de dar comida, bebida, cobijo… también cariño, comprensión y esperanza.

Esta Unión Europea envejecida en los egoísmos de sus 27 estados y numerosos grupos de interés, anquilosada en su burocracia, fragmentada en sus estrecheces de miras, amnésica con las necesidades de sus ciudadanos, debe de despertar y; creo que lo está haciendo. La sacudida de Ucrania ha movido a los dirigentes europeos -¡bien Borrell, bien!- a afrontar con decisión una defensa común y una postura firme frente al expansionismo ruso. Todo ello debería cuajar en una regeneración de Europa, para atender a lo primordial: un marco de libertad y de igualdad para todas las personas. Una esperanza que debe exportarse a todos los países de este planeta.

Un cómico venido a más, Volodímir Zelenski que es Presidente de Ucrania, ha sido capaz de darnos lecciones de valentía. Ha conseguido sacar los colores a los líderes occidentales, más preocupados por el coste de la calefacción que por la paz. Y, de alguna forma, ha logrado que Europa reaccione, salga de su zona de confort y adopte sanciones económicas que quizás nos duelan más a nosotros que a Rusia. Y esto es destello de esperanza: cuando el deber se impone al egoísmo.Aún queda mucho que hacer, porque Rusia no se puede permitir perder la batalla de la comunicación, pero en general, los ciudadanos europeos han comprendido que lo que ven en la televisión es una salvajada. Es cierto que no se trata de nada nuevo al reproducirse las olvidadas dos guerras de Chechenia (1994 y 2004), la de Georgia (2008), la anexión de Crimea y el fomento del separatismo en Donbas (2014) y la Siria (2015). Pero ahora la opinión pública occidental ha sido sacudida con tal intensidad que esperemos que la agresión se mantenga en la memoria. Nos gustaría que el pueblo ruso pueda acceder a la información plural, enterarse de lo que está pasando y actuar en consecuencia.

Bienvenidos...

...a este blog en donde trataremos de aportar ideas para mejorar el Estado Constitucional Español.