lunes, 28 de marzo de 2011

Ajustes para la elección de los Diputados en Cortes

Se ha publicado el libro "Ajustes para la elección de los Diputados". Se trata de una propuesta de reforma electoral que permitiría un cierto cambio dentro del Congreso de los Diputados a la vez que conservaría las mayorías necesarias para gobernar.





El  libro puede adquirirse en la
librería Fragua de la Facultad de Ciencias de la Información:
Teléfono 91 544 18 05


Los temas más importante que trata son los siguientes:



. 13
  • Consenso. 16
  • Justicia. 19
  • Representatividad. 22
  • Gobernabilidad. 23
  • Integración territorial 24
  • Circunscripción electoral 27
  • Reparto de escaños entre las circunscripciones electorales  30
  • Barrera Electoral 35
  • Fórmula Electoral 36
  • Listas Electorales. 39
  • Rigidez. 43
  • Reparto de escaños entre provincias. 46
  • Reparto de escaños entre partidos. 46
  • Problemas. 47
  • Ventajas. 53
  • Escaño de representación mínima o barrera electoral positiva  59
  • Concepto. 59
  • Circunstancias. 60
    • La exigencia de 32 circunscripciones. 60
    • La barrera electoral positiva del 1%.. 66
  • Efectos. 67
  • Escaños de compensación. 67
  • Situación injusta. 67
  • Propuesta. 68
  • Fórmula. 69
  • Escaños de gobernabilidad. 69
  • Argumentación. 69
  • Fórmula
  • ¿Por qué un número impar?. 70
  • Aplicación a los resultados de marzo del 2008. 73
  • Una reflexión y una hipótesis para escaños de representación mínima  76
  • Inconvenientes. 78
  • Ventajas. 79
  • Un Congreso con 400 diputados. 81
  • Reducción de la cuota provincial 82
  • Listas abiertas. 85
  • Barrera electoral del 5% a nivel nacional 86
 Puede hacer comentarios en este mismo blog.

52 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído el libro y me parece interesante.

Un comentario... que no se enteren los nacionalistas porque con sus propuestas es posible que ni el PP ni el PSOE necesiten de los nacionalistas para gobernar.

Una crítica. Quizás un poco enrrevesado eso de los escaños de representación mínima, los escaños de compensación y los escaños de gobernabilidad.

Manuel Sanchez de Diego dijo...

Sí, reconozco que hay que leer detenidamente para entender en que consisten los tres nuevos tipos de escaños. Por eso en los exámenes suelohacer esta pregunta para subir nota.

Sara Díaz dijo...

Al igual que mi compañero, he leído el libro y me ha gustado ya que es bastante interesante, sobre todo desde mi punto de vista ,que yo en estos temas ando bastante verde y gracias al libro he podido coger un poco más de cultura respecto al tema.Gracias a los principios del sistema electoral he podido entender mejor los principales aspectos negativos del sistema electoral español y estoy de acuerdo con dichas faltas.En cuanto a las 3 medidas para reformar estos fallos, las he tenido que releer unas cuantas veces por su complejidad, aunque sigo sin entender el escaño de gobernabilidad.

Sara Montero M. dijo...

La propuesta es bastante completa y tiene una cosa muy positiva, que pasa por reformar la Ley Electoral General sin tener que hacer una modificación en la Constitución, que sería un proceso bastante más complejo. Aún así, debe desarrollarse por ley orgánica y por tanto con mayoría absoluta, lo que hace necesario el apoyo de al menos uno de los grandes partidos. Esta propuesta abre el abanico de la pluralidad política y por tanto, obligaría a los grupos mayoritarios a contar también con partidos como IU y la verdad, tengo mis dudas de que quisieran romper el bipartidismo en el que se sienten tan cómodos.

Por otra parte, es cierto que el sistema de Comunidades Autónomas ha sido bastante eficiente, pero actualmente resulta casi imposible consensuar algunos aspectos tan importantes como la Sanidad o la Educación en términos nacionales, provocando grandes desequilibrios territoriales en estas facetas.

Esta solución ayudaría bastante a descargar la losa de "el voto inútil" que le ha costado tantos apoyos en las urnas a Izquierda Unida.

Sara Montero M. dijo...

Las modificaciones que se proponen tienen una característica muy positiva: no es necesaria una reforma constitucional. Aún así, al necesitar la mayoría absoluta para aprobarlo por ley orgánica, sería necesario el apoyo de al menos uno de los grandes partidos, y sinceramente, no se si serían capaces de renunciar al bipartidismo que les resulta tan cómodo.


La propuesta permite solucionar el gran problema de rentabilidad electoral que sufre Izquierda Unida: el famoso "voto útil", ya que podría tener una representación más acorde con el número de votantes a nivel nacional.

A propósito de la presencia de los partidos nacionalistas en el Congreso, la interpretación me parece muy acertada. Aunque me gustaría añadir, que si el Senado funcionase como una cámara territorial (función que debería ostentar) los asuntos autonómicos y regionales podrían debatirse en esta Cámara y no tendrían que ser reivindicados en el Congreso, pensado para el diálogo nacional.

Manuel Pérez Villatoro dijo...

Manuel Pérez Villatoro 3ºD Periodismo

El claro dilema que se debe abordar a la hora de plantear una reforma electoral es el que s eha abordado en este libro, y que consiste en intentar eliminar el obsceno poder bipartidista que existe en España a favor de dos partidos mayoritarios. En contra, se debería apostar por una representación mayor del ciudadano mediante la división y especificación ideológica a través de nuevas coaliciones políticas. El problema es que la sociedad actual se ha acostumbrado al sistema electoral y al uso del voto útil, condenando a los pequeños partidos que constan de propuestas mas cercanas a su ideología a la desaparición.

Este hecho es observable en la parte progresista del país, como queda bien referenciado en el libro, mediante la pérdida de votos de la facción Izquierda Unida, sin embargo, no debemos olvidarnos del voto de la derecha, dónde la ausencia de partidos con capacidad para conseguir superar la barrera electoral del 3% hace que se apueste por el voto útil hacia el PP. Debate a parte es el poner en tela de juicio la ideología de los partidos mayoritarios, que para conseguir este voto útil deben aunar el máximo número de ideas políticas posibles en el abanico que se desarrolla desde el centro hasta la izquierda o derecha extrema.

Sin embargo, cabe reseñar que este intento de captar la mayor cantidad de votos posibles está repercutiendo en la política, que está sacrificando su verdadera esencia en favor de la perpetuación en el poder. Por lo tanto, me muestro totalmente de acuerdo con la creación de una barrera electoral positiva del 1%, ya que implicaría una mayor entrada en el Congreso, aunque fuera a nivel testimonial, de una gran cantidad de partidos de ideología verdadera (tanto de izquierdas como de derechas). A su vez, esta entrada representativa permitiría que el ciudadano se sintiera mucho más personificado a nivel nacional, cumpliéndose la premisa de representatividad.

A su vez, es necesario hacer una referencia a la adjudicación de escaños según el tanto por ciento de infrarepresentación que mantengan en el Congreso. A pesar de que esta propuesta me parece adecuada, sigo considerando (más a nivel idealista que práctico, hay que reconocerlo) que me seguiría pareciendo injusta la situación de partidos como IU o UPyD, los cuales, aunque recibirían cierto número de escaños que de otra forma perderían, seguirían destacando por su menoscabo de votos. Sin embargo, debido a la dificultad que implicaría una reforma total del sistema electoral, parece más que adecuada esta modificación que se propone en el texto

Por otro lado es necesario destacar los escaños de compensación, algo básico si se pretende que esta reforma sea apoyada en el Congreso por los dos partidos mayoritarios (que son los que realmente constan de poder de decisión, ya que, si ven desfavorable la propuesta votarán en contra)

También habría que hacer referencia en este punto a la dificultad de llevar a cabo un cambio en el sistema electoral. Un claro ejemplo lo tenemos en la modificación de la ley electoral que se intentó llevar a cabo de manos de IU, UPyD y Coalición Canaria, propuesta que finalmente fue rechaza en el pleno del Congreso por PP, PSOE y nacionalistas vascos y catalanes. Esto no es más que la muestra de un sistema corrupto y que pretende perpetuarse en el poder. Lo que es necesario tener en cuenta es que, debido a los fallos existentes en el sistema, es imposible llevar a cabo una reforma si no es pasando por la vía del Congreso, sala dominada por nacionalistas, PP y PSOE, grupos que se ven sustancialmente beneficiados por el actual método de elección (sobretodo PP y PSOE, que absorben los escaños de IU y UPyD). Por lo tanto esto no es más que la “pescadilla que se muerde la cola”

Un saludo!

seakermdc dijo...

Diego Cabanillas Raboso (3ºC)

Interesante el libro y fácil de leer. No obstante querría hacer algunas matizaciones. El tema que propone sobre el 1% de los votos en un mínimo de circunscripciones a nivel nacional puede resultar interesante para que partidos como IU y UPyD no se vean representados en inferioridad con respecto al número de votos que sacan en las urnas.

También debemos tener en cuenta que a no ser que haya grandes movimientos que pidan un cambio en la Ley electoral, a los dos principales grupos no les interesa, pues en gran parte son beneficiados y dirigen el Estado hacía un bipartidismo que genere mayorías suficientes para el Gobierno.

Por ello no me muestro tan de acuerdo con la idea que propone de sumar a los diputados nuevos que podría obtener UPyD e IU, otros como compensación al partido más votado para favorecer el factor gobernabilidad. A mí modo de ver, si bien aumentaría la representatividad de estos grupos con más diputados en el Congreso, su poder dentro del hemiciclo no se vería apenas aumentado como para suponer una fuerza de oposición al Gobierno que se tuviera que tener en cuenta a la hora de buscar pactos. Pactos que en definitiva dan voz en los nuevos reglamentos y leyes a la gente que ha votado por esos representantes de Partidos alternativos al bipartidismo.

A esto habría que tener en cuenta otro aspecto y es si la sociedad española, más en un momento como el actual vería lícito aumentar el número de diputados en el Congreso. Sabemos que el trabajo de diputado no tiene muy buena prensa, también debido a la forma en que el Partido Político vende sus candidaturas donde solo importa el que se presenta de cabeza por Madrid que en definitiva es el que se convertiría en Presidente. En el relleno se habla mucho de los llamados "políticos profesionales" cuya única experiencia laboral se podría decir que es el haber sido cargo o representante, pero que no tiene detrás una experiencia de empresa en muchas ocasiones que facilite una comprensión de los problemas desde otros puntos de vista. Pero también sabemos que muy pocas veces los diputados tienen vía libre para votar pese a que en teoría no están sujetos a mandato imperativo, por lo que al final todo se reduce a que un partido tenga con la ayuda de otros grupos una mayoría suficiente sobre el contrario para facilitar la gobernabilidad, y que los pactos tan solo sean posibles con Grupos Nacionalistas que pedirán cosas que casi siempre solo beneficiarán a los territorios de donde proceden. El forzar de alguna manera el que el Gobierno tenga una vocación más general dirigida a la política nacional, para mí sería positivo.

No obstante gracias al libro también se me han caído algunos mitos como la sobrerrepresentación de las fuerzas nacionalistas cuando obtienen un número de diputados similar al que habrían obtenido con otro tipo de Ley Electoral. No obstante también veo que el hecho de presentarte solo por las Comunidades donde estás presente te hace más fuerte de lo que deberías, y al final se han convertido estas fuerzas en el Partido Bisagra frente a otras opciones que representarían las necesidades del resto del Estado y no solo de su territorio.

Pero la tesis me parece correcta menos esa salvedad de los diputados por compensación a la fuerza mayoritaria. La responsabilidad política debería hacer que esos acuerdos por gobernabilidad en caso de tener una mayoría débil se requiriera buscar un consenso bien con UPyD o IU que en definitiva serían positivos para el conjunto de la sociedad, pero siempre desde la responsabilidad política y no desde el ansia de llegar al Gobierno.

Anónimo dijo...

Laura Benito (3ºD)

Destacar en primer lugar que este ajuste del sistema electoral (o "parche") permitiría a los partidos políticos más perjudicados tener mayor presencia en el Congreso de los Diputados, aunque en número de escaños sea casi risorio si se compara con el número obtenido por los grandes partidos PP-PSOE. Sin duda, este es un punto clave del discurso político de IU y UpyD, pues Rosa Díez, en su programa electoral, reivindica un cambio de la ley electoral. No solo beneficiaría a estos dos partidos ya que se abre las puertas del hemiciclo a otras formaciones que no tendrían acceso con la actual ley.

Sin embargo, habría que plantearse cuál sería la reacción del electorado al comunicarles que el actual sistema falla y que es necesaria una modificación. Tendría que primar una buena comunicación a la hora de explicar a los españoles cuáles son los puntos claves y en qué consisten. Podrían aparecer voces críticas e incluso opiniones que cuestionasen "el sistema democrático". Pero esto igual ya es otro punto.

¿El sistema actual puede considerarse que es una falta de respeto para los votantes". Si los españoles mayores de edad y con una capacidad psíquica determinada tenemos el derecho al voto, no es lógico que un voto de Soria no sea igual que un voto de Zamora. Aunque esta provincia doble en habitantes a la primera, la diferencia en números de escaños es de uno. De acuerdo que el factor “población” es importante pero discrepo. O por ejemplo, creo recordar que en 2008, UpyD centró su campaña política en Madrid y en el País Vasco, dado que por la población de estas comunidades obtendría más votos con mayor peso en la cámara y optar así a más posibilidades de acceder al Congreso.
Por último, dudo que los grandes partidos quieran modificar una ley que les beneficia (aunque una reforma también les beneficiaría) puesto que el bipartidismo para ellos es más que suficiente.

Anónimo dijo...

Tamara Molina Montalvo (3ºC)
La lectura de “Ajustes para la elección de los diputados” no ha podido ser más oportuna en relación al movimiento 15-M, ahora llamado Toma la Plaza. En la asamblea celebrada en la céntrica Puerta del Sol los acampados han reclamado listas abiertas, circunscripción única y escaños proporcionales al número de votos. En definitiva un cambio de la ley electoral.

Y es que los ajustes que propone Sánchez de Diego parten con una ventaja, en mi opinión, destacable. Son modificaciones admisibles dentro del marco constitucional, por lo que no se precisa de una reforma constitucional.

Nuestro sistema electoral es injusto en cuanto a la representatividad. La diferencia en número de escaños entre partidos con un número parecido de votos demuestra las carencias de representatividad. Creo que es razonable la medida de representación mínima, con este 1% incluyendo los votos en blanco, cosa que también me parece destacable. El sistema electoral lograría acercarse un poco más al adjetivo de justo. Seguiría habiendo inconvenientes, como bien señala el libro, pero es un pequeño paso a la hora de mejorar la representatividad.

Luis Raboso Adarme dijo...

Luis Raboso Adarme. 3ºD de Periodismo

Lo estamos viendo ahora con las manifestaciones surgidas desde el 15-M en muchas ciudades españolas. La gente parece estar cansada del bidapartidismo que desde hace casi 30 años lleva reinando en nuestro país pero, aún así en las elecciones, PP y PSOE se suelen llevar la mayor parte de los votos. El gran problema que observo es que los españoles a pesar de estar descontentos con los dos grandes partidos, siguen votándolos, impidiendo de esa forma que partidos como Izquierda Unida o Unión Progreso y Democracia, avancen. A pesar de que vivimos en un país democrático, a veces no lo parece puesto que, el ciudadano tiende a tener sólo capacidad de voz y voto en las elecciones (sean generales, autonómicas y municipales o europeas). Los ciudadanos españoles, en la mayoría de ocasiones, acabamos votando a un partido porque somos afines a él y sólo una minoría se fija en quién está detrás de ese partido.

La cuestión es que la sociedad -después de tantos años de democracia- se ha acostumbrado al sistema electoral existente y a dar su voto al PP o PSOE porque tienen la convicción de que ningún otro partido va a conseguir la mayoría suficiente como plantar cara a estos dos pero, ¿y si las manifestaciones bajo el lema “Democracia Real ya” dieran un vuelco a los resultados electorales este domingo? Sin duda, sería una sorpresa para muchos y sobre todo para nuestros políticos. En concreto para los del PP y PSOE que están acostumbrados a repartirse el liderazgo y que creo que jamás se han llegado a plantear si la sociedad quiere un cambio. Quizás ahora con estas concentraciones se estén dando cuenta.

He escuchado a varias personas comentar que si daban su voto a Izquierda Unida, era un voto inútil. Proseguían señalando que lo mejor era dárselo al PSOE puesto que éste sí tenía posibilidades de ganar. Un argumento con el cual no estoy de acuerdo pero que viene a reflejar la realidad de esta sociedad. Insisto, no sé si estas manifestaciones serán el punto de inflexión pero, no estaría mal recapacitar sobre nuestro concepto de democracia. Si queremos que España sea democrática (tal y como corean los manifestantes), no sólo los políticos tienen que poner de su parte sino también nosotros y reflejar esa supuesta indignación en la urnas.

Es evidente que el fin de los partidos políticos -sobre todo del PP y del PSOE- es mantenerse en el poder. Por ello me muestro a favor de que se creara una barrera electoral del 1%. De esa forma, habría partidos como UPD que llegaría a tener representación en algunas zonas donde aún no la tiene.

Veo muy difícil en la actualidad que se vaya a producir un cambio en el sistema electoral. Tanto PSOE como PP no creo que estén dispuestos a permitir que otros partidos minoritarios como IU o UPD les arrebaten votos. El otro día me sorprendía leyendo una noticia en “ABC”. En ella se venía a decir (tras haber realizado el diario una encuesta) que el PP de Madrid, perdería 3 concejales que ganaría UPD mientras que, PSOE e IU no perderían ninguno. Supongo que para un partido mayoritario como el PP debe “doler” la pérdida de votos. Lo mismo digo del PSOE emplazándolo a las elecciones catalanas del pasado noviembre. Con esto quiero volver a reafirmar que veo muy poco probable que a corto plazo el sistema electoral sea modificado.

Con el ajuste del sistema electoral se conseguiría que partidos con menor representación, tuviesen una mayor presencia de la que actualmente tienen en el Congreso. Como comentaba anteriormente, no sé hasta qué punto la ciudadanía está dispuesta a qué las cosas cambien y me pregunto cuál sería la reacción de los españoles si se decidiesen modificar algunos aspectos de nuestro sistema.

Anónimo dijo...

José Luis Tijerín Iglesias. (3ºD). Periodismo.

Tras leer su libro, me gustaría comentar lo siguiente:
Con la barrera del 1% se favorecería más que la gente votara al partido que realmente representa su ideología y no se emplearía tanto el voto útil.
Esto favorecería que hubiera más partidos y que se representasen muchas más ideas que, aunque estuvieran en gran inferioridad de representación, estarían ahí y podrían ir ganando más apoyos en el futuro.
Los escaños de gobernabilidad mantendrían el bipartidismo pero provocarían la entrada de nuevas fuerzas políticas, favoreciendo que los dos grandes partidos votasen a favor de la reforma electoral y esta se pudiese llevar a cabo.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

He leído con interés los comentarios. La primera conclusión a la que he llegado es que la capacidad de análisis y crítica es un gran valor, al menos en vuestra promoción.
Paso a comentar algunos asuntos: a Manuel Pérez Villatoro le diría que no estoy de acuerdo con algunas cosas que dice y en otras es bueno matizarlas:
• El bipartidismo no es obsceno –fíjese en los países occidentales y vera que en la mayoría existen dos grandes partidos-
• Quien realmente sufrió las consecuencias del sistema electoral fue el CDS que en Junio de 1993 que con 414.740 votos, esto es el 1,76% de los votos válidos no obtuvo ningún diputado. En esas mismas elecciones AJS-PNV obtuvo 291.448 votos, el 1,24% de los votos y 5 diputados.
• Es cierto que después de otorgar 3 escaños más a IU y 2 a UPyD –por escaños de compensación , estos partidos pasarían a tener una representación en el Congreso del 1,389% y 0,833% (tabla de la página 72) cuando sus votos a nivel nacional fueron 3,03% y del 1,19% respectivamente. ¿Es eso suficiente? Depende como se mire. Lo cierto es que IU pasaría de 2 diputados a 5 lo que supone un incremento del 150% y UPyD de 1 a 3, incrementa en un 200%
• Los escaños de gobernabilidad –no los de compensación son los que favorecen a los partidos más votados y son un aliciente para que voten a favor de la reforma.
• Totalmente de acuerdo con su reflexión sobre la dificultad de sacar adelante la reforma electoral. Ya lo vimos en la última legislatura con el fiasco de Subcomisión de Reforma Electoral.
Gracias por sus excelentes comentarios.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

A Diego le diría que en efecto la reforma plantea un gran problema en los dos partidos que se encuentran favorecidos (PP y PSOE) y también en los partidos nacionalistas (el PNV también le favorece) porque su sobreinfluencia decaería con el nuevo sistema.
Una confusión: el escaño de representación mínima viene a dar entrada -o evitar la salida- en el Congreso de los Diputados a aquellas candidaturas de ámbito nacional (se presentan a más de 32 circunscripciones) que logran superar el 1% de los votos válidos a nivel nacional. Unos 250.000 votos en toda España. Creo que ese número de votos justifica que exista una representación en el Congreso. Al menos 1 si no se ha obtenido en alguna circunscripción.
Es cierto que con el desprestigio que tienen los políticos, lo que más se oye es que se reduzca el número de diputados. Bueno, podríamos introducir otro elemento en la reforma: si los votos en blanco superan el 1% (que si lo superaron en las elecciones de marzo de 2008)se le quitaría un escaño a aquella provincia en donde el porcentaje de los votos en blanco fuera mayor (siempre sin afectar a la cuota provincial mínima por ejemplo).
Con las modificaciones que propongo en el Congreso de los Diputados habría más grupos con los que pactar y no solo los nacionalistas.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

Por cierto si aplicásemos la idea de reducir el número de diputados de aquella provincia en donde el porcentaje de votos en blanco fue mayor, en la pasadas elecciones de marzo del 2008, habría sido Guipuzcoa en donde los votos en blanco fueron el 2,29%.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

Estimda Laura (Benito):

Sí, el sistema propuesto exige que se explique bien. La ventaja es que no se crea un sistema desde cero. Todo sistema tiene una parte de injusticia -piense en las elecciones por mayoría simple en Gran Bretaña-

En cuanto a lo de la descompensación entre provincias, el problemas está en que existe un crecimiento mayor de las grandes ciudades y de las provincias mediterráneas, ello podría llevarnos a una descompensación territorial muy importante. En definitiva ¿qué es más injusto que los ciudadanos de Soria estén sobrerrepresentados o que no tengan ningún representante en el Congreso de los Diputados?

Gracias por los comentarios.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

Sigo comentando buenos comentarios y sobre todo marco las discrepancias con ellos.
A Luis y Tamara. Sí, en efecto el movimiento 15-M debe ser una llamada de atención a los políticos y los partidos políticos. La gente está cansada, más que del bipartidimos (no olvidemos que entre PP y PSOE suman más de 22 millones y medio de algo menos de 25 millones y medio, de los políticos que tenemos ahora. ZP ha sido un desastre como Presidente y Rajoy no suscita pasiones de cambio. Si a eso unimos una crisis económica, un despilfarro público, una desconfianza hacia políticos que se han convertido en una casta -algunos no saben trabajar en otra cosa que no sea política.

Lo cierto es que después de pasar por la Puerta del Sol y ver quienes y como se organizaban... no creo que de ellos venga la reforma que España necesita. Ahora habrá partidos que tratarán de aprovechar ese impulso para sacar ganancia de pescador (que se lo digan a IU, incluso al PSOE con sus manifestaciones de comprensión)

A José Luis Tejerín... ha dado usted en el clavo, esa es la esencia de la reforma... abrir la puerta a otras fuerzas políticas para que se vote con más libertad, menos miedo y menos pragmatismo. Pero esto no lo diga muy alto porque PP y PSOE pueden salir corriendo.

Gracias de nuevo por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Sergio Latorre González, 3ºD Periodismo

El tema planteado en esta entrada es otro gran problema que tiene España. Como bien comenta, señor profesor, es manifiestamente injusto que un partido con más votos tenga menos representación o ninguna que uno con menos votos (vease el caso que usted ha recordado: el de CDS y PNV en 1993). Ya no solo por la injusticia que supone para los partidos "pequeños" (como UPyD) sino por las consecuencias que esto conlleva: la entrada de partidos nacionalistas en el Congreso perjudica a España por sus exigencias para aprobar, por ejemplo, los Presupuestos Generales del Estado, como sucedió hace unos meses. Mientras se siga así (no dejando entrar ni dar más voz a otras opciones políticas)y no votando a listas abiertas, la gente seguirá descontenta con la política española.

Tania Menéndez dijo...

Tema bastante complejo el que trata este libro, y sobre todo en la difícil situación en la que estamos. En un ambiente de presiones por parte de la UE, en una continua guerra de los dos partidos mayoritarios que nos “gobiernan” y que solo hace ver que nos están dejando en una posición muy alejada de la que deberíamos estar, en unas elecciones que aparentan sorprender y con un movimiento del 15M que reivindica unas elecciones y una gobernabilidad digna.
Después de esto, me gustaría comentar que las propuestas son realmente buenas para acabar en cierto modo con el dominio de los mismos en el poder y que en el Congreso aparezca el nombre de otras fuerzas políticas que representen a un alto porcentaje de población. Pero aunque como dice en su libro los escaños de gobernabilidad son un aliciente para que PP y PSOE voten a favor de la reforma, soy de la opinión de mis compañeros de que estos no quieren arriesgarse a perder su hegemonía.
El primero punto que me gustaría comentar es el de esos escaños de compensación, de representación mínima y de gobernabilidad. Son una buena medida para acabar con las desigualdades territoriales, ya que se conseguiría que partidos hasta ahora marginados en el Congreso o que incluso recibiendo un porcentaje de votos que se merecerían escaño permanecen fuera de él, consigan representación. Ante esto, está muy bien razonada la propuesta de un aumento del número de parlamentarios, sin embargo, no creo que este sea el mejor momento para hacerlo, en esta crisis de credibilidad que están pasando y que se ha ido afianzando con los ya conocidos casos de los eurodiputados que se niegan a ayudar en la salida de la crisis mundial, con el simple hecho de no viajar en clase turista.
La propuesta de listas abiertas me parece muy adecuada también, ya que a pesar que los resultados digan que siempre se acaba votando al mismo, el libre derecho de los votantes debe permanecer presente. De otro modo, y quizás siendo un poco ilusa, con estos nuevos movimientos como el del 15M y de actuaciones como la de Francisco Álvarez Cascos, candidato al Gobierno del Principado de Asturias con un nuevo partido, Foro Asturias, la solución pueda estar cerca en el sentido que si la gente se une por unos fines, pueden surgir candidatos que arriesguen, y si toda España está tan desilusionada con la misma situación, nuevos partidos pueden emerger para hacer sombra al PP y el PSOE. Para esto además, debería haber una mayor involucración del ciudadano, ya que entre sus virtudes en esta democracia está el votar, como también lo está votar libremente, sin el uso del voto al miedo o voto útil, sino con una firmeza en su planteamiento ideológico de principio a fin.
Con todo esto. Veremos qué pasa esta noche!

Anónimo dijo...

LAURA BAUTISTA LESMES 3ºC PERIODISMO

España exige una reforma electoral. A pesar del alto grado de aceptación que posee y de su utilidad indudable en un pasado, creo que se requiere un cambio, ni total ni radical, (no requerir un cambio constitucional es positivo para esta propuesta) pero en el que se refleje una mayor representación y se muestre el pluralismo político que existe en España. El gran cáncer de nuestro sistema actual, fruto del bipartidismo, es, en mi opinión, el “voto útil”. Nos incita a continuar con un mecanismo electoral en el que para la sociedad, solo existe un cambio entre dos opciones, que actualmente no plantean ninguna solución para los problemas del territorio. Muchos no votan a uno o a otro por ideología sino sencillamente por mostrar su desacuerdo con el oponente. Los españoles podemos votar libremente, pero ya sea por costumbre o por ver reflejado el voto en el Congreso tendemos a las grandes siglas y los colores mayoritarios. El nuevo sistema plantea una alternativa a este bipartidismo que se verá reflejado en la cámara baja, posiblemente será difícil que cause calado en la sociedad a corto plazo y que, sobre todo algunas generaciones, rompan con esos colores, pero sin embargo es clave que se comience a explicar a los ciudadanos porque a largo plazo será beneficioso para todos. Junto a esta propuesta de reforma también debería incluirse la idea de listas abiertas para el Congreso. Es muy complejo, lleva muchas dificultades, pero es el reflejo de una democracia real y con el tiempo y con algunos avances técnicos que faciliten el recuento quizás sea posible su aplicación. Dificultarían el control por parte de los partidos y aunque es complicado que renuncien a este poder, pienso que es necesario para que se deje de votar por colores (en el Senado a pesar de esto se sigue votando así) y comience a hacerse a personas concretas, o al menos que exista esta posibilidad, aunque no sea visible hasta un futuro.
El Congreso está plagado de estos dos partidos mayoritarios, a los que sin duda afectaría esta nueva alternativa de elecciones, ¿Votarán a favor y en mayoría absoluta para cambiar la Ley Orgánica? Los escaños de gobernabilidad plantean una posibilidad para que acepten la alternativa, aunque puede que no sea suficiente. El aumentar el número de diputados, a pesar de la mala imagen que poseen, lo considero una opción positiva, y más que positiva, necesaria para el cambio.
Estoy de acuerdo con la reforma de la barrera electoral del 3% al 1%, ya que 250.000 votos es una cifra más que suficiente para adquirir algún tipo de representación en la cámara. Si se les ponen más dificultades a los pequeños partidos seguirán siendo menos representados y seguirán apoyando la ideología del “voto útil”, es necesario, por tanto, para que los pequeños grupos lleguen al poder, aunque sea de manera representativa.
El 15M nace de la idea de necesidad de este cambio, la posibilidad de una reforma. Sinceramente no creo que suponga un cambio llamativo en estas elecciones pero sí que ha logrado sembrar la semilla para lograr esta reforma, ha conseguido un apoyo multitudinario y ha abierto los ojos de todos aquellos ciudadanos que no conocían la realidad del sistema electoral o no se habían planteado nunca los fallos que posee. No creo que romper escaparates y quemar contenedores sea reclamar una democracia real, tampoco les da credibilidad el exponer una bandera republicana o un símbolo de anarquía que no corresponde con lo que se pretende lograr, pero puede que el movimiento en sí (eliminando estas acciones que solo es “tirar piedras sobre su tejado”) sea el germen para un nuevo sistema más proporcional, más representativo, que podría ser perfectamente el planteado por este libro.

Marian Rosado dijo...

Mª Antonia Rosado Gallardo

De entrada, como se dice en el libro, no existe sistema electoral perfecto ni totalmente justo.
Partiendo de esta base, me parece muy factible la propuesta de la existencia de esos nuevos escaños (de representación y compensación) que, junto a los de gobernabilidad, no pondrían en riesgo la estabilidad parlamentaria y sí otorgarían un peso más justo para partidos como IU y UPyD. De esta manera, como también se comenta, se pasaría de un sistema basado en el “voto útil” a uno en el que los ciudadanos votaran según sus convicciones verdaderas y no pensando en el mal menor. Sin embargo, no sé hasta qué punto, y aunque no se llegara a un Congreso de 400 diputados, el aumento de parlamentarios agradaría a la ciudadanía. Es cierto que las Cortes ganarían en pluralidad política, pero también lo es que existe la percepción de que sus señorías no nos aportan nada, al estar totalmente sometidos a la disciplina de partido; incluso hay voces que promueven la desaparición del Senado. Por eso, en estos tiempos, creo que la reacción de los españoles a esta propuesta es bastante impredecible.
Como podemos comprobar en estos días, los ciudadanos, o al menos una importante parte de ellos, están descontentos con el sistema en el que vivimos. Es cierto que no existe una democracia perfecta, también que estos últimos 30 años han sido los más estables y beneficiosos para el desarrollo de nuestro país; sin embargo, eso no implica que no seamos conscientes de que nuestro actual sistema democrático es muy, muy mejorable. Quisiera matizar las palabras del profesor, en el sentido de que “las reformas que España necesita” no tienen porqué venir de los manifestantes en Sol, quienes están allí concentrados están expresando sencillamente su malestar con la situación actual, aportando ideas. Son nuestros dirigentes los que deben tomar nota de ese malestar y hacer las reformas oportunas.
Coincido con el profesor en la delicadeza de abordar el tema de la sobrerrepresentación y descompensación entre provincias. Si nos atenemos a criterios de población, haremos que las provincias despobladas y deprimidas, que de por sí pintan poco, pasen a ser invisibles.
A pesar de la buena propuesta que el libro nos ofrece, soy pesimista y dudo mucho que los dos grandes partidos la tomen en consideración; ya que, mejor o peor, ellos tienen establecido su juego de poder, un tiempo tú y otro yo, y no les va nada mal hasta el momento. Creo que no tienen presente lo de consensuar y gobernar a largo plazo; por ello ante esta reforma harían suyo el dicho de “más vale lo malo conocido…”

Anónimo dijo...

Sara E. Pérez Pérez 3ºD :
Es curioso que, en plena jornada electoral, uno reflexione sobre la validez y la calidad de un sistema que se supone que traduce por medio del voto de los ciudadanos, la voluntad soberana en representantes políticos. Un sistema electoral cuestionable empieza a contaminar la salud democrática. Y esto, ha contribuido, en gran medida, a desatar una oleada de manifestaciones que nada tienen que ver con colores o banderas políticas, como muchos piensan. Muy al contrario, una de las propuestas más importantes del manifiesto del 15-M, trata básicamente de reforzar el papel del ciudadano en el sistema político a través una mejor representación de sus intereses en la cámara baja. Esto nos conviene a todos, sea cual sea nuestra ideología política. Y es que un pueblo que no se siente representado en el Congreso, que constantemente recurra al “voto del miedo” o al “voto útil” para sentir que de alguna manera participan en su propia democracia, no es una cuestión baladí.
El libro expone de manera clara, el desvirtuado funcionamiento de nuestro sistema electoral: la infrarrepresentación y la sobrerrepresentación de algunas provincias en el Congreso de los Diputados, el excesivo peso de algunos partidos que representan a minorías, a los que se les otorga más escaños que a otros que en total han reunido más votos y después consiguen menos escaños que los que en realidad les corresponde. Nadie puede negar que sea injusto que, por ejemplo, el PNV necesite 51.000 votos para conseguir un diputado mientras IU necesite 480.000 para lo mismo. Por otro lado, ofrece una propuesta fácilmente realizable ya que no implica una reforma constitucional. Estoy de acuerdo con la creación de escaños de representación mínima. Con esto, se ayudarían a muchos partidos que en las generales se quedan a las puertas por no sentirse respaldados de manera equitativa en distintas circunscripciones y al final les toca competir con los grandes. Asimismo, los escaños de compensación ayudarían a las fuerzas políticas que a pesar de superar la barrera positiva, no cuentan con una representación proporcional al apoyo nacional que tienen. Y para contrarrestar esta fórmula, me parece equilibrado asignar los llamados escaños de gobernabilidad, que evitan descompensaciones a la hora de gobernar. Además, supone una injusticia proporcional no aumentar el mismo número de escaños en los partidos que, al fin y al cabo, han elegido mayoritariamente los votantes. Sin embargo, debería haberse incluido en el marco de estos ajustes, la posibilidad de las listas abiertas y desbloqueadas donde cada votante eligiese a cada candidato entre las diferentes opciones, pudiendo alternar diferentes nombres que procedan de distintas formaciones políticas. Este ajuste supondría una manera diferente de contabilizar votos que debería ir acompañada de nuevos ajustes técnicos como la creación del voto y el recuento electrónico aprovechando los recursos de la web.
Creo que es necesario que todos analicemos las taras que esconde nuestro sistema en el presente, para reclamar al poder político un cambio de sistema a largo plazo y disolver el actual bipartidismo existente, que tanto descontento produce entre el electorado. Abogo por el nacimiento de partidos “bisagras” que sirvan de alternativa, y la creación de nuevos pactos entre partidos nacionalistas que integren sus intereses en propuestas conjuntas. Así, se evitaría la necesidad de chantajes con el partido central que ofrece competencias y más privilegios a cambio de apoyo para aprobar asuntos tan importantes, como los presupuestos generales del Estado, y que de otra manera no aprobaría por carecer del apoyo del resto de la Cámara. No sé si una acampada en la Puerta del Sol es la manera más adecuada para reclamar una reforma de este tipo, pero sí que lo es para expresar el malestar de los ciudadanos con la gestión de la clase política y para luchar por una democracia más justa para todos.

Amparo Suárez-Bárcena Amann dijo...

Creo que esta sea la definitiva.
Estoy de acuerdo con sus propuestas. No me gustan los partidos nacionalistas como partidos bisagra; creo preferible pequeños partidos que no tengan unos interesar tan parciales.

Sergio Perea dijo...

Sergio Perea Robles 3ºD

Una instructiva casualidad estar leyendo su libro en plena campaña electoral y con la omnipresente acampada de 'Democracia Real Ya'.

A diferencia de varios compañeros no creo que la principal virtud de la reforma propuesta en el libro sea la de acabar con el bipartidismo. La alternancia entre PP y PSOE desde hace 30 años no es el verdadero virus de la democracia española. Se trata más bien de un acomodaticio sistema electoral que ignora por completo a determinadas regiones del país por cuestiones demográficas. Eso por no hablar del despilfarro que supone la existencia de Diputaciones, Cabildos e infinidad de ayuntamientos en zonas casi despobladas, con un control nulo de sus actividades. Son defectos y residuos del pasado que han generalizado la corrupción, el clientelismo y han degradado hasta límites insospechados la profesionalidad y aptitud de la clase política legislatura tras legislatura.

A mi juicio y sin extenderme demasiado creo que las dos grandes ventajas de esta propuesta de reforma podrían contemplarse a medio-largo plazo.

Por un lado, los nuevos escaños, si bien no romperían las habituales mayorías PP-PSOE ni convertirían de inmediato a IU y UPD en partidos bisagra, enviarían al votante un mensaje positivo que quizá les alejaría del poco democrático 'voto útil'. En próximas convocatorias electorales observaríamos más claramente este cambio de actitud. Elucubrando mucho puede que incluso sirva de incentivo para que surgan nuevas iniciativas políticas a nivel estatal, una vez que los obstáculos para obtener representatitivdad parecen mermar al introducir matices compensatorios.

La segunda gran ventaja radicaría en otro cambio de actitud, pero por parte de las formaciones nacionalistas/independentistas, que se verían casi forzadas a coaligarse entre ellas y orientar sus actividades más allá de los límites territoriales de sus "naciones". Puede que hace 30 años resultara inteligente y eficaz conceder toda clase de compensaciones a determinadas regiones de España, pero está claro que con el tiempo ha quedado claro que esta discriminación "positiva" solo ha fomentado la crispación, los intereses localistas y ha perjudicado al conjunto del Estado.

Por último un pequeño apunte. Puede que el aumento del número de diputados sea una medida poco vendible en un marco de crisis y corrupción política, pero no sería tan descabellada si la medida viene acompañada de una reforma del Senado, una cámara que con su actual composición y funcionamiento resulta bastante poco eficiente o incluso redundante considerando la abundancia de instituciones territoriales/autonómicas y la influencia de los partidos nacionalistas/soberanistas en la política nacional.

Raúl Hervás dijo...

La reforma que plantea ayudaría a minimizar esa descompensación entre la representación que obtienen los partidos y su representación en el Congreso. Sería más proporcional, y en definitiva más justo. Sólo podríamos ver si funciona o no después de que lleve un tiempo instaurada esta reforma, y seguro que con el paso de los años se encontrarían nuevos errores a esta reforma que usted plantea. Si bien es cierto, aunque es bastante compleja en algunos aspectos, sería más justa que la de ahora mismo.

Los partidos mayoritarios, los más votados, seguirían permitiendo que los partidos más votados pudieran gobernar gracias a esos escaños de gobernabilidad.

Respecto a la barrera electoral del 1% me parece muy acertada, y más si cabe la exigencia de que un partido político deba presentarse a más de 32 circunscripciones, que permitiría que las fuerzas que de verdad están representadas a nivel nacional entraran en el Congreso y que las que están en horas bajas se mantuvieran.

En definitiva, veo mejor que haya sobrerrepresentación que infrarrepresentación.

Anónimo dijo...

CARMEN MARTÍNEZ PITA 3ºC

Ayer, día 22 de Mayo, se celebraron las tan esperadas elecciones después del revolucionario movimiento del 15M. Pudimos comprobar que el efecto de "Democracia real ya" ha sido casi nulo, por no decir totalmente nulo. Otra vez más se ha demostrado que si estas descontento con un partido mayoritario (en este caso el PSOE) votas al contrario (PP). Un buen reflejo de ese bipartidismo tan nombrado estos días. Me parece muy complicado que la mentalidad del pueblo español cambien y deje de ejercer el "voto útil".
Por otro lado, la gente se aferra mucho a su ideología y somos muy tradicionalistas como para cambiar de ideales y, por lo tanto, de partido.
Con esto quiero decir que estoy totalmente de acuerdo con ampliar las listas, con modificar el umbral actual del 3%...pero antes que todo eso, debería cambiar la mentalidad de la gente. Básicamente porque con esto sólo conseguimos que los partidos mayoritarios no cumplan su programa y hagan una política favorable a ellos y no a la nación española.
Ahora el primero que debe tomar nota es el PP, que tiene en sus manos demostrar que el pueblo ha confiado en él con razones. Que esto es una democracia y que ellos sí nos representan.

Marilau dijo...

Laura M. Martínez Montero, 3ºC de Periodismo (Delegada)

Habiendo leído sus propuestas, evidentemente tan reveladoras como interesantes, y también los comentarios de mis propios compañeros, voy a ser breve para no repetir una y mil veces los mismos argumentos a favor y en contra.

Me parecen muy lógicas sus propuestas "parche" sobre escaños de compensación y escaños de barrera electoral positiva, pero la de escaños de gobernabilidad, desde mi humilde opinión, parece no hacer más que anular estos nuevos escaños justamente conseguidos. Quiero decir, si se suman escaños a los partidos minoritarios al mismo tiempo que se les suman a los partidos mayoritarios parece que se mantiene la misma situación de descompensación en pos únicamente de esa facilidad de gobernabilidad. Quizá sea demasiado idealista pero ¿no sería mejor una menor gobernabilidad y mayor discrepancia en el Congreso si así se consigue más fiel representación de la ideología de todos los ciudadanos?¿Qué supondría en el caso más extremo esta diversidad?¿Mayor retraso en la aprobación de leyes?

Y por otro lado, la propuesta comentada por usted en esa mismo hilo de comentarios sobre barrera electoral negativa nacional en cuanto a votos blancos me parece una más que añadir a su libro (y va en la línea del partido Ciudadanos en Blanco que pretende ese descenso del número de escaños en relación a los votos en blanco)

Saludos

Anónimo dijo...

ALICIA NIETO 3ºC

Desde que he leido su libro he sentido mucho más interés por la política. Comentándolo con mi padre llegamos a la conclusión de que las tres propuestas que aparecen en él tendrían bastante sentido para que el sistema electoral fuese más justo con todos aquellos partidos que quieren hacerse un hueco en la política. Con los escaños de gobernabilidad los grandes partidos no podrían quejarse de la oportunidad que se les ofrece a los menos importantes y, lo que es aun mejor, todo ello sin modificar la Constitución.

Yo siempre me he considerado como muchos de esos jóvenes a los que no nos interesa la política y por lo tanto al no conocerla no podemos opinar. Sin embargo con todo el movimiento del 15M y sobretodo gracias a esta asignatura y en particular al tema de las elecciones, me he visto con suficientes conocimientos como para opinar y formar parte de ello. Por esta razón me veo en la obligación de agradecerle lo fácil que nos ha hecho el entender la política.

Paula Talero Álvarez dijo...

He leído con atención sus propuestas y, aunque al principio no me quedaron demasiado claras, tras las explicaciones en clase de hoy creo que están muy bien fundamentadas.

Especial interés me ha suscitado el concepto de "escaño de representación mínima". Creo que ya es hora de que se tengan en cuenta a los partidos minoritarios. Es obvio que se debe premiar al que ha ganado (al fin y al cabo ha obtenido mayoría porque los ciudadanos así lo han decidido, y los resultados deben reflejar la voluntad popular) pero no hay que olvidar tampoco a "la inmensa minoría", como decía Juan Ramón Jiménez, y un 1% me parece un porcentaje más que razonable para obtener un escaño.

Creo que su propuesta de ajustes está encaminada a que se refleje de un modo más fiel esa voluntad popular, que al fin y al cabo es lo que debería buscar cualquier sistema electoral.

Paula Talero Álvarez

Anónimo dijo...

A la hora de analizar una posible reforma lo primero que cabe preguntarse es si sería beneficiosa para todos. Los que defienden que el actual sistema protege la pluralidad y la estabilidad de España son mayoritariamente PP y PSOE que son los más favorecidos debido a que para conseguir sus escaños necesitan muchos menos votos que otras fuerzas minoritarias. En cambio, los que piden un cambio en la ley electoral, denuncian que el actual sistema supone una losa para las minorías, que como IU o UPyD, se ven discriminadas y obligadas a obtener un número mucho más elevado de votos para obtener un escaño.
En las recientes elecciones ha quedado claro que ningún voto es inútil a pesar de encontrarse dentro de un sistema electoral que pueda resultar injusto por el hecho de que no todos los votos valen lo mismo o por no poder elegir directamente a los representantes y tener que votar una lista cerrada. IU o UPyD han demostrado que hay una alternativa al bipartidismo que no tiene que ser de corte nacionalista. El actual sistema hace que se produzca el “voto útil” que es algo así como: yo te voto no porque me sienta representado o comparta tus ideas, si no porque la otra posibilidad que me ofrece el otro grupo del bipartidismo me desagrada aún más que la que tu me ofreces… Por lo que no puede considerarse un sistema justo ni adecuado si te “obliga” a votar sólo a dos partidos, porque de otro modo tu voto “no valdrá nada” a no ser que sea para un partido nacionalista que pacte con socialistas o populares.
Pero si la reforma supone que haya más diputados preocupados por asegurarse una pensión vitalicia que por hacer su trabajo, es decir: representar a la sociedad, no sé si es mejor un mal sistema conocido que uno bueno por conocer ya que como se dice en el libro no hay un sistema perfecto.
Para mí uno de los asuntos a modificar sería la publicidad; no es de recibo que en televisión aparezca propaganda de PP y PSOE, o que en los carteles en las calles solo salga la cara de estos candidatos y no te den a conocer al resto de partidos ni les permitan participar en debates televisivos. Luego llegas el día de las votaciones a la mesa electoral y descubres numerosas papeletas de partidos que ni conoces, por lo que creo que los medios de comunicación tienen buena parte de responsabilidad para dar a conocer esas opciones y no lo hacen.

Silvia Acero Álvarez 3ºC dijo...

Tras leer su libro con especial detalle y sus tres propuestas, me llamo especialmente la atención dos de ellas: los escaños por representación mínima y los escaños por compensación. Ambas propuestas impondrían un sistema electoral un poquito más justo favoreciendo a las fuerzas minoritarias que tan poca consideración tienen hoy en el sistema electoral y a la vez permitiría una mejor representación de todos los españoles.
Por otro lado, no he comprendido correctamente la función de los escaños de gobernabilidad ya que es cierto que sino se atribuyesen estos se vería afectada la gobernabilidad y la estabilidad del gobierno pero al atribuir estos escaños que favorecen a las fuerzas con mayor número de votos ¿no nos encontraríamos en una situación similar a la que había antes de la atribución de los escaños por compensación y representación minima? Es decir, los partidos minoritarios tendrían una mayor representación pero los dos partidos mayoritarios seguirían acaparando la mayor parte del Congreso, por lo tanto seguirían existiendo lagunas. Evidentemente no existe el sistema electoral perfecto así que creo que estas propuestas introducirían un elemento de justicia, por muy pequeño que fuese, en el sistema actual.

Anónimo dijo...

Cristina Jiménez (3º D)
Me parecen muy adecuadas sus propuestas que realmente redundan en una mayor justicia en el reparto de escaños y que tienen una serie de ventajas evidentes sobre el sistema actual. El vigente sistema electoral parte de un hecho incontestable, que son las ventajas que durante la transición política se otorgaron a los nacionalistas, en mi opinión esas ventajas han ocasionado que nuestro sistema sea hoy sea manifiestamente injusto y rehén de los nacionalismos. Esta opinión creo que es compartida por mucha gente.
Es indudable que toda iniciativa de reforma debe ser considerada y apoyada y me parece muy acertada la que usted propone en este libro, con más o menos matizaciones en algunas de las cuales han redundado mis compañeros. Sin embargo, la pregunta que me gustaría hacerle es: cómo piensa que responderían los partidos nacionalistas ante cualquier amago de reforma. No olvidemos que el fin último del nacionalismo es la consecución de la autodeterminación de su territorio. En este sentido, me pregunto si una reforma del sistema podría ser utilizada por estos partidos como un arma política para consecución de sus fines. Además, como se ha evidenciado en las elecciones municipales celebradas el domingo el nacionalismo es cada vez más fuerte y más radical. Los resultados del país vasco señalan un descenso de PNV que representaría al nacionalismo más moderado y una irrupción de las candidaturas de Bildu. Esto se puede interpretar pensando que el PNV tenía votos prestados o que realmente hay un claro avance nacionalista.
CRISTINA JIMÉNEZ GÓMEZ. Periodismo 3ºD

Javier SIllés Perpiñán 3ºD dijo...

He podido leer su libro, no de la forma que hubiese querido-me hubiese gustado haberlo leído más exhaustivamente- y me parece muy interesante muchas de las reflexiones que realiza. Si vamos al grano del asunto, me gustaría comentar algunos de ‘’los males’’ del sistema electoral español que se exponen en el libro y algunas de las propuestas realizadas como mecanismos de solución.
Bien, me parece que nuestro sistema electoral presenta ciertos aspectos que se deben cambiar, aunque hay otros que no. Por un lado, me parece más que correcto que se utilice como circunscripción electoral a la provincia, más o menos, con el sistema actual. Me parece correcto este método ya que se tienen en cuenta realidades sociales del país, que con otro sistema no albergarían ninguna esperanza. Si se optase por una circunscripción electoral nacional e, incluso, autonómica, los grandes centros urbanos (Madrid, Barcelona, Sevilla…) elegirían de forma mayoritaria a los representantes y no se tendría en cuenta realidades del país que suceden en Soria, Huesca, Teruel…
Por otro lado, sí que me parece que hay que variar ciertos supuestos de la ley electoral. Las propuestas que realiza el profesor de Sánchez de Diego me parecen correctas en su mayoría, con algunas matizaciones. El principal problema para mí es la descompensación que existe entre la representación (los votos) que obtiene algunos partidos nacionales y su posterior representación en el Congreso y, también, la dificultad para entrar en el Congreso los partidos que no aglutinan sus votos en determinadas provincias. Las propuestas del profesor en este tema me parecen más que acertadas. A través de los escaños de compensación y de representación mínima-barrera electoral positiva del 1%-, los partidos nacionales obtendrían una representación en el Congreso mucho más acorde a los votos que obtienen del electorado, algo que me parece justo en relación con la identidad social que reflejan. No me resulta molesto que se tenga que aumentar el número de escaños. Me parece que partidos como IU y, en menor medida, UPyD representan una parte importante de la sociedad y su presencia en la Cortes-en número- debe estar relacionada con el número de votantes que depositan su confianza en estos partidos. También me parece muy acertada la propuesta de escaños de gobernabilidad que se ofrece en el libro. Sería una forma de que los dos grandes partidos pudiesen estar, de alguna manera, a favor de un cambio del régimen electoral, pero se necesitan, en este sentido, algunas medidas más contundentes. Con todo ello, se terminaría, en parte, con el poder de los partidos nacionalistas, que aprovechan continuamente la situación para atender a sus propias reivindicaciones, obrando por el bien de sus propósitos y casi nunca por el bien de la nación. Además, habría más grupos con los que pactar y que representen de mejor forma la realidad social española.
La propuesta del profesor necesita del consenso de los dos grandes partidos. Ahí, radica el principal problema. La comodidad de ambos y su supremacía con el sistema electoral actual es enorme, de ahí que se necesite de algo más que unos simples escaños de gobernabilidad. Se necesita de una manifestación de la sociedad-tal y como está ocurriendo-, y la identificación de los dos grandes partidos, en la medida de lo posible, con los movimientos sociales.
Por ello, aunque los cambios que propugna el profesor Sánchez De Diego, no necesiten de una reforma constitucional y todos ‘’los problemas’’ que ello conlleva, es necesario un periodo de aplicación a largo plazo y de un cambio profundo en la mentalidad de los dos grandes partidos, beneficiarios del sistema electoral actual.
Por último, no estoy de acuerdo con quitar un escaño a la provincia con mayor número de votos en blanco. Este tipo de voto, considerado válido, me parece una opción más, a pesar de las consecuencias que ello tiene-pone más caro a los partidos pequeños su entrada en las Cortes- y no debe ser penalizada.
Javier Sillés Perpiñán 3ºD

Marco Almodóvar Navarro dijo...

En primer lugar, querría mostrar mi gratitud hacia el profesor Sánchez de Diego por su libro” Ajuste para la elección de los Diputados” En mi opinión, un texto muy fácil de leer y que le recomiendo la lectura a cualquiera.

El tema que usted plantea es una cuestión capital para el funcionamiento de nuestro Estado. Sin embargo, discrepo en que una gran parte de la población española conozca en profundidad el tema de cómo es nuestro sistema de elección de los diputados. Un gran número de personas ejerce su derecho al voto sin conocer las claves del sistema electoral , cuáles son y para qué sirven Por ello, planteo que uno de los principales problemas es el de DESINFORMACIÓN. Sin ir más lejos, hasta no estudiar en profundidad esta asignatura no conocía la envergadura y la complejidad del sistema electoral. En los medios de comunicación nos venden productos encaminados a difundir el bipartidismo PP-PSOE. Creo que es hora de que se lean libros como este para que cuando echemos una papeleta en una urna en una jornada de elecciones, conozcamos con exactitud todos los conceptos que engloban a unas elecciones y el por qué se producen de una manera determinada.

En cuanto al tema de los tres tipos de escaños que usted propone, me parece una idea muy interesante. Observando los resultados electorales del pasado 22-M, UPyD e IU fueron los partidos minoritarios más favorecidos ante la debacle del PSOE. Supongamos que hubieran sido elecciones generales. UPyD e IU hubieran obtenido un mayor número de diputados en caso de existir estos tipos de escaños. La diferencia de la existencia de estos escaños es la fuerza con la que entran al Congreso. En este supuesto caso lo harían con mayor fuerza y cómo apunta en el libro supondría un plus al obtener una mayor manifestación pública y una mayor compensación económica. Estos partidos se sentirían más respaldados. Pero me pregunto lo siguiente.: Tras leer este libro y tras ver las protestas del movimiento 15-M ¿bastaría con este sistema “parche” para solucionar los problemas o de verdad es necesario cambiar el sistema radicalmente a corto plazo?

Marco Almodóvar Navarro 3ºC

Anónimo dijo...

Ainhoa Prieto Ambrós 3ºD

A la hora de analizar una posible reforma lo primero que cabe preguntarse es si sería beneficiosa para todos. Los que defienden que el actual sistema protege la pluralidad y la estabilidad de España son mayoritariamente PP y PSOE que son los más favorecidos debido a que para conseguir sus escaños necesitan muchos menos votos que otras fuerzas minoritarias. En cambio, los que piden un cambio en la ley electoral, denuncian que el actual sistema supone una losa para las minorías, que como IU o UPyD, se ven discriminadas y obligadas a obtener un número mucho más elevado de votos para obtener un escaño.
En las recientes elecciones ha quedado claro que ningún voto es inútil a pesar de encontrarse dentro de un sistema electoral que pueda resultar injusto por el hecho de que no todos los votos valen lo mismo o por no poder elegir directamente a los representantes y tener que votar una lista cerrada. IU o UPyD han demostrado que hay una alternativa al bipartidismo que no tiene que ser de corte nacionalista. El actual sistema hace que se produzca el “voto útil” que es algo así como: yo te voto no porque me sienta representado o comparta tus ideas, si no porque la otra posibilidad que me ofrece el otro grupo del bipartidismo me desagrada aún más que la que tu me ofreces… Por lo que no puede considerarse un sistema justo ni adecuado si te “obliga” a votar sólo a dos partidos, porque de otro modo tu voto “no valdrá nada” a no ser que sea para un partido nacionalista que pacte con socialistas o populares.
Pero si la reforma supone que haya más diputados preocupados por asegurarse una pensión vitalicia que por hacer su trabajo, es decir: representar a la sociedad, no sé si es mejor un mal sistema conocido que uno bueno por conocer ya que como se dice en el libro no hay un sistema perfecto.
Para mí uno de los asuntos a modificar, relacionado con el Periodismo, sería la publicidad; no es de recibo que en televisión aparezca propaganda de PP y PSOE, o que en los carteles en las calles solo salga la cara de estos candidatos y no te den a conocer al resto de partidos ni les permiten aparecer en los debates televisivos. Luego llegas el día de las votaciones a la mesa electoral y descubres numerosas papeletas de partidos que ni conoces, por lo que creo que los medios de comunicación tienen buena parte de responsabilidad para dar a conocer esas opciones y no lo hacen. Creo que si una reforma supone tantos quebraderos de cabeza y encierra tantos intereses, tal vez la solución estaría en proponer pequeños cambios que mejoraran el actual sistema como el de la publicidad.

Anónimo dijo...

Ainhoa Prieto Ambrós 3ºD

A la hora de analizar una posible reforma lo primero que cabe preguntarse es si sería beneficiosa para todos. Los que defienden que el actual sistema protege la pluralidad y la estabilidad de España son mayoritariamente PP y PSOE que son los más favorecidos debido a que para conseguir sus escaños necesitan muchos menos votos que otras fuerzas minoritarias. En cambio, los que piden un cambio en la ley electoral, denuncian que el actual sistema supone una losa para las minorías, que como IU o UPyD, se ven discriminadas y obligadas a obtener un número mucho más elevado de votos para obtener un escaño.
En las recientes elecciones ha quedado claro que ningún voto es inútil a pesar de encontrarse dentro de un sistema electoral que pueda resultar injusto por el hecho de que no todos los votos valen lo mismo o por no poder elegir directamente a los representantes y tener que votar una lista cerrada. IU o UPyD han demostrado que hay una alternativa al bipartidismo que no tiene que ser de corte nacionalista. El actual sistema hace que se produzca el “voto útil” que es algo así como: yo te voto no porque me sienta representado o comparta tus ideas, si no porque la otra posibilidad que me ofrece el otro grupo del bipartidismo me desagrada aún más que la que tu me ofreces… Por lo que no puede considerarse un sistema justo ni adecuado si te “obliga” a votar sólo a dos partidos, porque de otro modo tu voto “no valdrá nada” a no ser que sea para un partido nacionalista que pacte con socialistas o populares.
Pero si la reforma supone que haya más diputados preocupados por asegurarse una pensión vitalicia que por hacer su trabajo, es decir: representar a la sociedad, no sé si es mejor un mal sistema conocido que uno bueno por conocer ya que como se dice en el libro no hay un sistema perfecto.
Para mí uno de los asuntos a modificar, relacionado con el Periodismo, sería la publicidad; no es de recibo que en televisión aparezca propaganda de PP y PSOE, o que en los carteles en las calles solo salga la cara de estos candidatos y no te den a conocer al resto de partidos ni les permiten aparecer en los debates televisivos. Luego llegas el día de las votaciones a la mesa electoral y descubres numerosas papeletas de partidos que ni conoces, por lo que creo que los medios de comunicación tienen buena parte de responsabilidad para dar a conocer esas opciones y no lo hacen. Creo que si una reforma supone tantos quebraderos de cabeza y encierra tantos intereses, tal vez la solución estaría en proponer pequeños cambios que mejoraran el actual sistema como el de la publicidad.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

A Sergio Latorre le diría dos cosas. La primera es que el principio de justicia se ha de completar o, al menos, poner en relación con otros principios como son la gobernabilidad, representatividad, integración y consenso.
La otra cuestión se refiere al mito de las listas abiertas. De hecho en España ya hay listas abiertas en las elecciones al Senado. Allí se elige a los senadores por nombre y apellido. Bueno eso es una falacia, porque en realidad se sigue votando a las siglas, al partido al líder… Además se imagina votar en listas abiertas con 32 o 33 candidatos… Una auténtica locura.
A Tania Menéndez le diría que ya hemos visto lo que ha pasado el 22 de mayo: el PSOE ha sido barrido y… a pesar de todo todavía ha “cosechado” 6.276.087 votos en las elecciones municipales. Sí ya sé que ha perdido un millón y medio de votos, pero a IU le saca casi cuatro millones y medio de votos.
El mapa de España se ha pintado de azul en la elecciones autonómicas –salvo en Navarra que ha ganado UPN- y en Extremadura que aunque el PP ha ganado, no tiene mayoría absoluta por aproximadamente 5100 votos. Pese a ello creo que más que ganar el PP, ha perdido el PSOE. Es difícil extrapolar resultados a nivel local o autonómico al ámbito nacional. Quizás lo cierto es que a nivel nacional la bófeta al PSOE habría si aún mayor, pues aún se sigue votando al alcalde o líder del PSOE en el que se conoce….
La desconfianza hacia la clase política (incluso a los mejor valorados como Esperanza Aguirre) ha llevado a que aquellas fuerzas que representen una nueva opción (Alvarez Cascos, UPyD…) han conseguido buenos resultados.

Manuel Sánchez de Diego dijo...

Sigo asombrándome por la calidad de sus comentarios. No sé si es el libro, el repentino interés que el movimiento 15-M haya podido suscitar, la propia asignatura, la práctica de seguimiento de los periódicos… o qué, pero lo cierto es que hay comentarios excelentes, puntos de vista interesantes, referencias a la actualidad… gracias por su interés.
Hay un error común en varios comentarios. Se habla de sustituir la barrera electoral del 3% por la del 1% . No, no se trata de eso. Son dos barreras diferentes. Seguiría existiendo la del 3% de los votos válidos de una provincia para acceder al reparto de escaños. Además se añadiría una barrera en este caso positiva del 1% redondeado a la baja y con referencia al total de votos a nivel nacional: cuando un partido o agrupación que se ha presentado al menos a 32 circunscripciones no logra ningún escaño, pero supera esa barrera del 1% a nivel nacional, en ese caso se le otorga 1 escaño. Inicialmente a ese escaño lo denominada de “consolación”, pero me recomendaron que lo cambiara por “de representación mínima”
En algunos comentarios se vislumbra la dificultad de entender los escaños de gobernabilidad. Estos escaños tratan de evitar que el Congreso se vuelva ingobernable por la entrada de nuevas fuerzas políticas y por el aumento de escaños de aquellas que tuvieron unos pobres resultados en escaños pese al apoyo popular. Además trata de conseguir la adhesión de los grupos mayoritarios a la reforma electoral.
Ainhoa Prieto pone el dedo en la llaga cuando habla de la publicidad… y de los recursos puestos a disposición de los grandes partidos. De eso se podría hablar muchísimo. Recomiendo un artículo publicado hoy sobre este tema y UPyD en El Confidencial: http://www.elconfidencial.com/espana/2011/avance-forma-alternativa-hacer-politica-20110529-79334.html

Jorge López Marcos 3ºD dijo...

Con vistas a una posible reforma de la actual Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, habría que analizar varios aspectos que se están dando en la actualidad y que no dan fé ni mucho menos de un sistema totalmente justo, bajo mi punto de vista. Son los siguientes en mi opinión:

1)Que el voto en blanco sea computable:

Para eliminar el 3% mínimo exigido y por tanto, que los partidos pequeños se queden sin representación parlamentaria habría que modificar la Ley D’Hont que premia a los partidos más grandes.
En mi opinión, no hay ningún sistema electoral perfecto ya que todos tienen sus ventajas y desventajas: unos favorece a las mayorías, otros a las minorías. En este caso, la Ley D'Hont favorece al partido que más votos obtiene en los comicios. Los grandes beneficiarios son el PP y el PSOE, así como los partidos nacionalistas que reúnen mucho voto en pocas provincias.

EL SISTEMA PROPORCIONAL TAMPOCO ES LA PANACEA: Si cada voto valiera lo mismo, independientemente de dónde se obtenga, el resultado sería el contrario y los beneficiarios serían los partidos minoritarios.
Con el sistema actual el PSOE tiene 169 diputados en el Parlamento, por 152 del PP, 10 de CiU, 6 del PNV, 2 de IU o 1 de UPyD, entre otros. Si la circunscripción fuera única y todos los votos valieran lo mismo el PSOE perdería 9 diputados y el PP se dejaría 8. En cambio, IU tendría 14 (12 más) y UPyD sacaría 4 (3 más).
Este sistema no perjudica a los partidos nacionales que dispersan mucho los votos que obtienen, pero tiene un problema. Las zonas más pobladas de España tienen más importancia en el reparto de disputados, mientras que las menos pobladas apenas valdrían nada. Eso podría hacer a los políticos olvidarse de ciertas regiones a la hora de hacer promesas o tomar decisiones, algo que ahora, con circunscripciones provinciales, no sucede.

2)Que no haya ninguna financiación privada en los partidos políticos y que el marco de reforma se extienda al Senado y a las Comunidades Autónomas (Ley Orgánica 3/1987, de 2 de julio, sobre Financiación de los Partidos Políticos):

Esto implicaría reformar el artículo 3:

A. El Estado otorgará a los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados, conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica 5/1985, de Régimen Electoral General, subvenciones anuales no condicionadas, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, para atender sus gastos de funcionamiento ordinario.

B. Igualmente, podrá incluirse en los Presupuestos Generales del Estado una asignación anual para sufragar los gastos de seguridad en los que incurran los partidos políticos para mantener su actividad política e institucional.

C. Las subvenciones previstas en el apartado anterior se distribuirán en función del número de escaños y de votos obtenidos por cada partido político en las últimas elecciones a la indicada Cámara.

3)Que haya una “ley de responsabilidad política”: Es decir, que no haya imputados en las listas electorales y que los sueldos de los políticos estén regulados por el IRPF.


Jorge López Marcos 3ºD

Jessica Méndez Puga dijo...

El libro es, sin duda, claro. Explica muy bien sus propuestas, lástima que sea un tema tan complejo y delicado.
Algo bueno es que no reformaría la Constitución, cosa que traería inestabilidad a nuestra sociedad. Considero que en la sociedad actual, en donde los jóvenes han salido a la calle en busca de cambios y posibilidades de futuro, en donde la situación económica no muestra signos de mejora y en donde la situación política es inestable (hace apenas una semana el PSOE perdió participación en la mayoría de comunidades y ayuntamientos, lo que motivó la petición de una cuestión de confianza por parte de Soraya Sáenz de Santamaría al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero) no es el mejor momento para traer más decisiones y más problemas a resolver a la sociedad.

En el libro, usted trata de dar un escaño de representación mínima a todo aquel partido que logre participación en gran parte de las provincias, concretamente en 32. Esta es una buena mejora en la situación actual, en donde se busca romper con el bipartidismo dominante de PP y PSOE. De esta manera varios de los ‘nuevos o pequeños partidos’ comenzarán a tener auge, rompiendo así la barrera del ‘voto útil’, algo que en nuestro país reina.

No sé si comprendo bien el tema de los partidos políticos que buscan ser ‘partidos bisagra’ a nivel nacional. Esta tarea ahora se le encomienda a los partidos nacionalistas, que se ven como una opción posible/fuerte frente al turnismo de PP y PSOE. Esto puede provocar, que cuando gran parte de la sociedad desprecie a éstos, centre su mirada en el partido de su Comunidad Autónoma, por lo que llegará un momento en el que en Asturias, venza el partido asturiano; en Cantabria, el cántabro; en Andalucía, el andaluz; y así. Considero que los políticos deberían intentar formar un nuevo ‘partido bisagra’ a nivel nacional, como UCD si echamos la vista atrás. Un partido que no se base en ‘querer justo lo contrario que quiera su oponente’, sino en cumplir lo que demande el pueblo.

Nacho González dijo...

Las propuestas estipuladas en este libro son factibles en tanto en cuanto se le da voz y voto a la minoría. Pero ¿por qué no reformarnos nosotros primero, antes de exigir un cambio? Quedándonos en la banalidad de dar nuestro voto a la mayoría no combatimos nada. En parte nosotros mismos somos los que, poco a poco, hemos ido ausentando a esos partidos minoritarios (véase el caso del PCE fragmentado dentro de IU) en favor de los grandes. Seamos sensibles con nuestras utopías e ideologías, como nos enseñó la Bendita Transición, y después hagamos un cambio. Pero un cambio real que no sea una regresión al pasado. Porque parece ser que últimamente, en este país, cambio es sinónimo de: felipismo (caso de Rubalcaba-Chacón) o aznarismo.

Por último me parece valiente la reflexión sobre los nacionalismos, en un país que se discute a diario ¿qué es España? Todos los partidos tienen una nacionalismo-dependencia. Desde PSOE hasta PP. Independientemente de la imagen que nos dan públicamente (Aznar no se saludaba con Pujol en los actos públicos por ejemplo), la verdad dista mucho. El Gobierno de turno realiza un marketing de: genuflexión y concesiones a los nacionalistas, a cambio de adhesiones en votaciones que pueden desembocar en la caída de la Moncloa.
Está claro que los sueños no están de momento a la altura de la política.

Ignacio González; 3ºD.

Andrea Pérez Egido. 3ºD dijo...

Andrea Pérez Egido, 3ºD.


Después de estas pasadas elecciones, muchas de los ajustes que propone en el libro se vuelven más que necesarios. No creo que el libro sea enrevesado como he leído en algún comentario, puesto que está bastante bien explicado, además los ejemplos que expone ayudan a comprenderlo mejor.

Lo más positivo de la reforma es, sin duda, el de que se pueda llevar a cabo sin tener que modificar la Constitución, y esto supone facilidades a la hora de emprender las medidas necesarias. Y sobre todo se centra en dar más peso en el Congreso a los partidos más castigados, y eliminar el bipartidismo que existe en España.

Los tres escaños propuestos, tanto el de compensación, el de gobernabilidad y el de representación minima, conseguirían un objetivo claro, que fuerzas como UPyD e IU consiguieran la representación que se merecen en el Congreso de los Diputados, puesto que pienso que son partidos muy castigados por el sistema actual y que tienen un gran apoyo en las urnas que luego no se ve representado en el Congreso.

De hecho, debido al batacazo que ha sufrido el PSOE, UPyD e IU se han mostrado como una nueva opción y son partidos minoritarios que han salido bastante favorecidos, y si trasladamos esto a las elecciones generales, con la ayuda de los escaños propuestos, ambos partidos lograrían la representación que se merecen.

Pero el problema que veo a esto, es que los partidos nacionalistas tendrían también bastante representación, puesto que, aunque el libro aclare que partidos localistas no conseguirían representación, los nacionalistas sí. Y no creo que los nacionalistas, como el libro menciona, deban actuar como el partido “bisagra” en el Congreso, pues, en mi opinión, tienen ya demasiada representación y sólo reivindican asunto que a ellos les conciernen.

No termino de comprender, después de leer su comentario, como funcionarían entonces ambas barreras, tanto la del 3% como la del 1%, ¿sería necesario presentarse en las 32 circunscripciones para obtenerlo? De ser así, ¿esta barrera lograría la entrada de pequeños partidos, o sólo ayudaría a partidos como UPyD e Izquierda Unida?

No comparto dos cosas, el hecho de que los votos en blanco deban ser penalizados, creo que son un voto más, y no por ello se debe castigar a la provincia. Y en segundo lugar, el hecho de que las listas abiertas puedan ser un problema.

Añadiría algo más, y es, algún tipo de medida para que políticos imputados no pudieran entrar en las listas electorales.

No se si se llegaran a realizar dichas reformas, puesto que los dos grandes partidos PP y PSOE deberían estar de acuerdo, y ahí radica uno de los problemas de las propuestas, si ninguno de los dos opta por cambiarlo, el sistema seguirá como hasta ahora. No se sabe si movimiento 15-M logrará lo que se ha propuesto, lo que si ha conseguido es que los políticos de este país se den cuenta de lo que se piensa, ya que el 15-M ha puesto de manifiesto el malestar general por el actual sistema de elecciones que tenemos.

Anónimo dijo...

Cristina Jiménez 3ºD
El sistema de reforma electoral que propone en su libro puede actuar positivamente sobre los partidos bisagra y privar, al menos en parte, las ventajas que han logrado los nacionalistas desde que en España no hay mayorías absolutas. Ahora bien, si repasamos la tradición democrática española el bipartidismo ha sido el sistema preponderante. Desde la Restauración (Conservador-Liberal), hasta la Segunda República en la que, a pesar de la existencia de muchos partidos, siempre existió una clara preponderancia del frentismo (elecciones del 36 Frente Nacional-Frente Popular). En los primeros momentos de la Transición el gran número de partidos existente al principio, terminó dando lugar a dos formaciones muy fuertes: el PSOE y el PP; la UCD acabó en uno o en otro, otros partidos minoritarios, como el PSP, se fundió con el PSOE y, finalmente, el resto de los partidos de la izquierda, como el PCE, etc., finalizaron formando Izquierda Unida. Con esto quiero decir que los partidos bisagra en España lo tienen difícil. He leído el artículo que nos recomienda sobre el caso de UP y D y, sus propios dirigentes, lo reconocen abiertamente, cuando explican sus buenos resultados en Madrid, gracias a las redes sociales, pero también reconocen que a pesar de la importancia cada vez mayor de Internet, esto no es suficiente y necesitan de los medios tradicionales.
En este sentido mi reflexión sería: a pesar de las reformas del sistema electoral y la capacidad para contactar con el votante mediante la red, UP y D difícilmente podría llegar a convertirse en un auténtico partido bisagra. Los sistemas electorales de nuestro entorno, en los que aparecen este tipo de partidos, no son muchas las ocasiones en las que han sido realmente determinantes, una excepción sería la el Partido Liberal Demócrata en los momentos actuales en el Reino Unido, aunque en los muchos siglos de democracia de este país la situación actual constituye una excepción.
Otra reflexión la centraría en cómo deben actuar esos partidos bisagra. Hasta ahora, en la reciente historia de nuestra democracia, siempre ha gobernado la lista más votada. Esto se ha conseguido pagando el correspondiente tributo al nacionalismo. Ahora bien, cuando el nacionalismo no ha estado en medio, hay ejemplos muy numerosos que atestiguan que la lista más votada no siempre ha gobernado, recordemos casos como el tripartito en Cataluña o el caso de Baleares, donde la unión de múltiples partidos evitó el gobierno del PP. Ahora tenemos un caso de rabiosa actualidad en Extremadura, donde IU tiene en su mano la gobernabilidad de la región. En este sentido, la pregunta que quiero enviar al foro sería si debe respetarse la lista más votada, y un partido bisagra debería actuar siempre de esta manera o bien correspondería que actuara más por proximidad ideológica, por ejemplo.
Cristina Jiménez Gómez. 3ºD

Gabri Solera dijo...

Acabo de terminar el libro y me ha parecido extraordinario conocer más entresijos de nuestro sistema electoral. Estoy completamente de acuerdo en que se necesita una reforma electoral que busque justicia “dar a cada uno lo suyo”, y el planteamiento de “Ajustes para la elección de los diputados” es muy interesante y debería ser estudiado con más detenimiento por las “autoridades competentes”, aunque me temo que ni con este sistema del escaño de representación mínima, compensación y gobernabilidad se solucionaría pues como bien se dice en el libro, es un “parche” que no soluciona los problemas de sobrerrepresentación o infrarrepresentación, fundamentalmente porque aunque se den los dos primeros (representación mínima y compensación), los de gobernabilidad vuelve a alejar a los partidos mayoritarios y la idea fundamental es igualarlos en porcentaje.

Supongo que sería algo utópico, complicado de realizar y que otros estudiosos habrán pensado esta solución antes que yo, pero, ¿de verdad es tan complicado que los escaños se den por el porcentaje de votos? Quiero decir, si IU obtiene casi el 4 % del ámbito nacional, ¿por qué no tiene en las Cámaras el 4 % de diputados y/o senadores? Supongo que como cada sistema, tendrá sus “ángulos muertos” pero la base inicial ya sería más justa para hacer los ajustes necesarios. Lo que no es normal es que un partido que obtiene el 3,77 % de los votos válidos sólo tenga el 0,57 % de los escaños en el Congreso.

Pienso que por cosas así es por lo que la gente se manifiesta en las calles, pero a los dos partidos mayoritarios no les interesa darse por enterados ni “recibir el mensaje” (como dijo “Pepiño” Blanco) ya que sería tirarse piedras contra su propio tejado. El problema es que cada vez la sociedad está más preparada e instruida (más democratizada tal vez) y no soporta injusticias como ésta o como que haya diputados imputados en las listas y que aun así se les siga votando en masa (tal vez algunas personas no están lo suficientemente instruidas como yo pensaba).

Y por último, una última "indignación-provocación": En la página 53, Manuel se preguntaba si “¿funcionaría en nuestro país el concepto de representante personal de las democracias anglosajonas? Por ejemplo, una persona católica residente en el barrio de Chueca ¿se sentiría representado por el político representante de los gays, el señor Zerolo?”. Bien, mi respuesta se basa en varias preguntas: ¿Los homosexuales vallisoletanos se sienten identificados con el “heterosexual” de su alcalde Francisco León de la Riva? ¿Y las heterosexuales? ¿Y el resto de españoles “normales” nos vemos representados por los políticos “normales”? (que nadie se ofenda, por favor, trato de ser sarcástico). Tal vez el concepto de “representante personal” sea una buena idea. O no.

Gabri Solera (3º D)

Lorena de Gregorio dijo...

Lorena de Gregorio Carretero, 3ºD

Estoy de acuerdo con que el sistema de reparto de escaños en España no es justo. Sin duda el escaño de representación mínima ayudaría a aquellos partidos minoritarios con un número total de votos en todo el país cuya cifra fuera considerable (alrededor del 1%) a consolarse, pero como dice profesor Sánchez de Diego, eso sólo sería un parche. Sin embargo, los sistemas de reparto de escaños que conozco de una u otra forma también me parecen inadecuados.

Cada día escucho a mucha gente quejarse por el bipartidismo imperante en este país, pero luego llegan las elecciones y, aunque con menor número que otros años en el caso del PSOE, el PP y el PSOE continúan siendo los partidos más votados. Si de verdad todos votáramos a aquel partido que nos representa en lugar de recurrir al “voto útil”, puede que las cosas cambiaran un poco. Claro, que muchas personas no conocen más partidos y desde luego, comparto la idea de que mucha culpa es de los medios de comunicación y de la publicidad. Pero IU, UPyD y otros tantos partidos que se quedan a la cola no cuentan con un presupuesto que se acerque al de los dos mayoritarios. Evidentemente, con este desigual panorama, los partidos minoritarios o mejor dicho, no mayoritarios, no pueden competir con las grandes campañas electorales. Por ello creo que una buena solución sería que se otorgaran subvenciones más igualitarias para llevar a cabo las campañas. Así UPy D también podría salir por la televisión y llegar a un mayor número de personas; de esta forma no tendría que conformarse únicamente con acciones a pie de calle, internet o, haciendo un gran esfuerzo, un mitin en Vistalegre; aunque es verdad que estas son los actos que distinguen a este partido.

El movimiento 15-M está demostrando que España necesita un cambio, pero para que esas voces puedan ser escuchadas deben convertirse en una; aunque espero que el gobierno no se haga el sordo, pues no estaría bien que estas reivindicaciones comenzaran a asemejarse a las de Túnez, ,Egipto, Libia o Siria.

Borja González Andrés 3ºD dijo...

En vista del aumento que han experimentado tanto el voto blanco como el voto nulo en las pasadas elecciones municipales y autonómicas del 22 de Mayo (si no me equivoco, la suma de ambos asciende a casi un millón de votos), creo que sería bueno abordar su viabilidad como forma de expresión del electorado. Quizás sea más fácil hacerlo con el voto en blanco, ya que éste refleja la decisión consciente de un elector de no introducir ninguna papeleta en el sobre, mientras que en el voto nulo entran toda una serie de condicionantes y circunstancias más complejas de medir y validar.
Por lo tanto, pienso que entre esos escaños de representación mínima que usted propone en su libro podrían incluirse los votos en blanco, pues aunque bien es cierto que no representan a ningún partido político –más bien todo lo contrario–, sí cumplen con los dos preceptos que usted menciona:
a) Están presentes en más de 32 circunscripciones. De hecho lo están, como posibilidad, en todas ellas.
b) En las últimas elecciones generales de Marzo de 2008 superaron la barrera electoral mínima del 1%.

No niego que ésta pudiera ser una forma un tanto forzada de incluir los votos en blanco dentro del nuevo sistema electoral, pero es un método necesario (puede haber más y seguramente más eficaces) para canalizar el descontento ciudadano con sus representantes políticos. Por último, no soy partidario de quitar un escaño a aquellas provincias donde el porcentaje de voto en blanco haya sido mayor, sino simplemente computar ese porcentaje y dejar vacío el escaño correspondiente durante la legislatura.

Sé que, dicho de esta manera, parece una contradicción: sí se dejan vacíos tres o cuatro escaños de representación mínima durante toda una legislatura, ¿qué manera de representar es esa? Bien, sería la manera de representar a un segmento creciente de la población electoral española que, legítimamente, no quiere votar a ninguna de las opciones políticas que se le presentan.

Un votante que quiere conseguir la independencia de Cataluña, tiene opciones políticas entre las que elegir para lograr ese objetivo. Un votante que quiere que se mantenga la unidad de España por encima de todo, tiene opciones políticas entre las que elegir para lograr ese objetivo. Incluso hay votantes que quieren la abolición de las corridas de toros y tienen opciones políticas para ello. ¿Por qué entonces un votante que simplemente quiere manifestar en las urnas su malestar contra el sistema político y contra quienes lo personifican, no puede verse representado?

Creo que así, tal y como están las cosas, lo único que se fomenta es la abstención. Nada más.

-Borja González Andrés (3ºD)

Anónimo dijo...

Cristina Vega Garrandés, 3ºC

El libro es realmente útil para entender el sistema electoral español, el cual necesita de algunos cambios para dejar de lado el bipartidismo que le caracteriza, el cual no representa al total de la población, aunque si a una gran parte. Señalar que muchos de los que votan a los dos partidos principales, lo hace siguiendo la teoría de “si no voto a, PP o PSOE, mi voto irá a la basura”, esa es una idea hay que cambiar.

Sobre a las modificaciones expuestas en el libro, creo que los escaños de representación mínima y especialmente, los escaños de compensación, son muy buenos, al favorecer la entrada de terceras fuerzas políticas como IU o UPyD que por su condición de nacionales, en las pasadas elecciones recibieron menos representación de la que merecen, en comparación a los votos obtenidos. Sin embargo, no estoy de acuerdo con los escaños de gobernabilidad, entiendo porque se proponen, pero no creo que el que se sumen 6 o 7 escaños más para otros partidos, perjudique seriamente su poder, sino que puede ser mejor a la hora de obligar a los dos grandes partidos, en algunos casos, a pactar con estos partidos para sacar adelante determinados proyectos y proposiciones de ley, ejerciendo así estos de partidos bisagra, labor que ahora realizan los nacionalistas. Al darle escaños de compensación a algunos partidos no se les quitan a otros, solo se les da lo que les corresponde, que no reciben debido al sistema de reparto de escaños actualmente vigente, que establece que se reparten en función de los obtenido en las circunscripciones, sin importar el conjunto de votos.

Destacar, una medida que perjudica mucho a los partidos minoritarios, como es la reforma de la Ley Electoral, que una de las cosas que establece es que tanto las cadenas públicas, como las privadas, deben hablar de los partidos en función de los resultados de las últimas elecciones generales. Es decir, partir del inicio oficial a las campañas electorales, las cadenas deben cronometrar la información que dan de cada partido para hacerla totalmente proporcional, con esto se pretende una mayor igualdad entre las fuerzas políticas, esta medida solo sirve para beneficiar y dar más publicidad a PP y PSOE; y para perjudicar al resto de partidos, que no reciben nada de espacio informativo. Esto es un gran problema para estos partidos, puesto que si no recibes información de sus actos y de opiniones, piensas que es que no tienen nada que decir o que opinan como los grandes, por lo que les obvias y les olvidas. Con esta ley, conocida coloquialmente como la “Ley de la mordaza” se pierde la libertad de información que las cadenas poseen, las cuales deberían poder elegir a que dedicar más espacio, y no deben estar constreñidas por intereses políticos.

Por último destacar el movimiento 15-M como una llamada de atención a los políticos, la gente está cansada de las peleas continuas entre los dos principales partidos; de ver los sueldazos de la mayoría de los políticos mientras ellos están muy mal económicamente o en paro; de que haya políticos corruptos que permanecen en sus cargos; de que el sistema educativo y sanitario sean muy cuestionables; de que los votos en blanco se repartan proporcionalmente entre los partidos, en lugar de sumar como si fueran una fuerza política más, para lograr escaños vacíos… la gente ha dejado de creer en el sistema, no tienen un buen líder al que apoyar, en el que confíen. Por eso creo que con las medidas propuestas en el libro que favorecen a los partidos minoritarios son muy buenas para tratar cambiar esta situación, puesto que en ellos puede estar el líder del futuro que cambie las cosas, suena muy idealista, pero considero que el sistema español, no es un mal sistema, al contrario, pero tenemos carencias de buenos políticos, que miren por los intereses de todos.

Carla Barberà Sanchis 3ºD dijo...

Respecto al tema de los ajustes para la elección de Diputados del profesor Manuel De Diego, tengo que añadir que no es un tema sencillo y que requiere un estudio riguroso tanto de los escaños de compensación como de los de gobernabilidad. Considero que el hecho de que los partidos minoritarios tuvieran representación en el Congreso sería beneficioso tanto para los ciudadanos como para la democracia pero sería difícil conseguir un acuerdo con PP y PSOE para llegar a la aprobación de una reforma como la indicada en el libro. Aunque es cierto que los escaños de gobernabilidad favorecen a ambos partidos.
Uno de los aspectos en los que discrepo o tal vez no he comprendido muy bien es el hecho de tener trece diputados más, con la repartición de los tres tipos de escaños. Considero que se debería limitar el número de representación a tantos diputados como hay en la actualidad,aplicando los escaños de representación mínima, de compensacion y de gobernabilidad a los 350 diputados. En mi opinión, en los tiempos de crisis que corren no estamos para aumentar el número de diputados aunque sí estoy a favor de la mayor representación en el Congreso de partidos que hasta ahora no han alcanzado ningún representante.

Álvaro Casanova Cabello, 3ºD Periodismo dijo...

Actualmente, creo que resulta un tanto atrevido entrar a discutir que el sistema político español tienda cada vez más al bipartidismo. En la práctica totalidad de países democráticos podemos observar como son solo dos partidos los que efectivamente se alternan en el poder, dejando que el peso de decisión de las restantes formaciones recaiga en apoyar a uno u otro partido, o directamente abstenerse; a pesar de ello, los españoles ponemos en muchas ocasiones a países como Francia o Reino Unido como ejemplos a seguir en materia política. Así pues, hay que deducir que el problema de la política en España no recae exclusivamente en el sistema, sino en los propios políticos, tanto en las decisiones que toman como en las que no toman. No en vano, la palabra ‘dimitir’ parece que realmente no existiese en nuestro léxico.

Dicho esto, sería de ingenuos pensar que el sistema electoral español goza de una perfección absoluta. Como deja entrever en su libro, uno de los principales factores que altera el curso de la actividad parlamentaria en nuestro país es la presencia de partidos nacionalistas en el Congreso. Resulta insultante observar como el partido que gobierna sin mayoría absoluta, en este caso el PSOE, goza con el voto a favor de partidos como el PNV a cambio de ceder cada vez más competencias para su comunidad. Con esto lo único que estamos creando es un sistema autonómico cada vez más asimétrico, donde comunidades como País Vasco o Cataluña gozan de cada vez más recursos. Por este motivo, me parece correcta la medida que propone con los escaños de compensación, ya que partidos como IU o UPyD, sean o no cercanos a la ideología de cada uno, pondrían como requisitos para su apoyo medidas que nos afectasen a TODOS los españoles, no a una parte de ellos como sucede actualmente. Otra solución para paliar este excesivo papel de los nacionalismos podría ser el establecer una circunscripción única, pero como indica usted, puede que la vacuna fuese peor que la enfermedad, ya que la desigualdad mutaría de forma a favor de Madrid, la mayoría de listas estarían compuestas por miembros de las grandes urbes y las pequeñas provincias podrían quedarse sin representación ninguna.

Un saludo.

Marta Pérez Miguel 3º C dijo...

Aunque el Escaño de Gobernabilidad me ha resultado algo difícil de entender, he de decir que me ha gustado la idea de la representación mínima del 1%. Los partidos minoritarios podrían tener acceso a escaños que ahora no pueden ocupar con la barrera del 3% y quien sabe si eso, con el tiempo, podría hacerle la competencia a ese bipartidismo que tenemos en España. La gente votaría más de acuerdo con su ideología, al partido que quisiera, no al que tiene la posibilidad de hacer frente al contrario, es decir, el llamado voto útil.

Por otra parte, me gustaría comentar que, aunque veo beneficiosa esa barrera del 1%, es posible que, en relación al los dos partidos mayoritarios, perjudicara más al PSOE que al PP, dado que existen muchos más partidos de izquierda que de derecha (que también los hay). Por tanto, que la gente votase más de acuerdo a su ideología, beneficiaría más, como ya he dicho, a la derecha en detrimento de la izquierda, aunque a largo plazo, esos partidos minoritarios irían subiendo y podrían, en un futuro, hacer la competencia a los partidos mayoritarios.

Miguel de la Asunción dijo...

Estoy de acuerdo con mis compañeros en que la idea de la representación mínima podría resultar bastante beneficiosa, o, cuanto menos, ayudar bastante a diversificar un poco el panorama político e inyectar algo de "aire fresco" en un sistema que no potencia el voto a una ideologia pero si a un partido.

Por otra parte, también pienso que a medida que vaya habiendo un relevo generacional, tal vez el bipartidismo vaya perdiendo fuerza, al concienciarse la gente de que no hay solo dos partidos, si bien los recursos de los mismos parezcan hacernos creer lo contrario. Tal vez el problema no sea el sistema, sino el uso que se ha hecho del mismo.

Laura Lorca Pérez (3ºD) dijo...

UN HOMRE, UN VOTO. Utópico, ¿verdad?

En el sistema electoral español cada ciudadano ejerce su derecho al sufragio, emite un voto, pero éste no se traduce equitativamente en representantes. Sí, un hombre es igual a un voto. Pero ¿vale lo mismo el suyo que el de su vecino de provincia? La respuesta es no.

Vías de solución a este problema hay muchas. Yo sugiero lo siguiente:

Creo que los votos deberían computar a nivel nacional, no provincial, por tanto, optaría por configurar el Estado como una única circunscripción (lo que supone una modificación del artículo 68.2 de la Constitución Española y el 161.1 de la LOREG).

Para garantizar que el conjunto de la población española estuviese representada en el Congreso otorgaría dos escaños mínimos a cada provincia (adecuándome al artículo 162.2 de la LOREG). Así, se evitaría crear un sistema excesivamente centralista, un sistema modelado desde la sede central de los partidos. El resto de escaños se asignarían de forma proporcional a la población, efectuando la cuota de reparto.

En consonancia con lo anterior, para respetar un reparto provincial de escaños (aunque la circunscripción sea nacional) elaboraría unas listas integradas por candidatos en base a un criterio territorial, es decir, por ley éstos tendrían que proceder de las distintas provincias de forma ecuánime. Las listas serían abiertas y desbloqueadas (como las del Senado). Sé que puede ser una locura el recuento de votos por esta vía (en el Senado se eligen a tres candidatos y en el Congreso serían muchos más) pero, aún siendo complejo, no es imposible. Sin embargo, evitaría la diferencia de votos necesarios para conseguir un escaño en una y otra provincia. Materializaría que el valor de un voto fuese igual en toda España.

Por otra parte, para que computen las listas de un partido tendrían que presentarse en , al menos, 32 provincias y contar con un 1% del total de votos de la circunscripción única (como propone el profesor Sánchez de Diego). Quienes no llegasen a este mínimo no podrían concurrir a las elecciones. Se trata de crear un sistema en el que se represente a la mayoría de españoles, lo que da pie a la creación de partidos bisagra que aglutinen a contendientes con ideologías similares.

Para evitar que las reglas expuestas estructuren un modelo cuasi presidencialista habría que promocionar a los candidatos de las listas. En lugar de vender a un único candidato en espacios públicos propondría que se mostrasen diferentes rostros para que los votantes supiesen a quiénes están votando, quiénes les representan.

En cuanto al bipartidismo no creo que sea un problema, no al menos “el problema”. No importa el color de las filas del Gobierno, siempre que sus integrantes tengan la formación que requiere su cargo. Y no olvidemos que éste existe porque nosotros queremos. ¿Quiénes votan a los dos partidos mayoritarios y hacen efectiva esta alternancia en el poder? Nosotros. Si creemos que los candidatos de estas dos grandes formaciones son unos ineptos, la solución es fácil: votemos a otros. Y el bipartidismo desaparecería con el ejercicio de nuestro derecho al sufragio.

Porque la política es el vehículo para gestionar un Estado (de bienestar), administrar nuestros recursos y facilitar nuestra convivencia. No se busca una cara, sino a personas, aunque de rostro anónimo, que efectúen las diligencias necesarias para España funcione.

Y, ahora que “los indignados” hacen ruido para cambiar el funcionamiento de lo que algunos llaman democracia y ellos dicen que no lo es, les plantearía: en lugar de colapsar las calles, podrían crear un partido político. Dado su alto seguimiento, no tendrían problema en conseguir los mínimos necesarios para formarlo. Optarían a representación (aunque inicialmente pequeña) en el Congreso y su voz sería escuchada.

De eso se trata, de que seamos escuchados. Todos y cada uno de nosotros. Porque un hombre es una parte del Estado y un aporte para que éste persista. Un hombre es una idea y su concreción a través del voto.

Anónimo dijo...

María de las Mercedes Muriel Sáiz (Periodismo 3ºC)

El libro me parece bastante interesante, más aún cuando el tema del reparto de escaños está a la orden del día gracias al Movimiento 15M entre otros.

Las soluciones que propone son muy buenas, por ejemplo bajar la barrera electoral legal. Pero como bien dice al final del libro es las partes positivas y negativas, creo que hay una de las negativas que es clave recalcar, se trata de un parche, un parche para que los partidos minoritaríos vayan cogiendo más fuerza (cosa que considero fundamental si no queremos con los de un lado y los de otro, mismo perro distinto collar se sigan repartiendo el pastel de la tarta sin contar con el resto). Pero la solución no considero que esté en poner parches, no creo que solucionaría el problema de forma estructural, aunque si de forma coyuntural pero ha llegado el momento de reformar nuestra Constitución, la de todos los españoles. Cuando se creo en su momento fue un gran acierto y a día de hoy lo sigue siendo, porque gracias a ella y a los esfuerzos de todas las persona que han creído y creen en ella hemos avanzado hacia una mejora en la calidad de vida en muchos sentidos, ahora bien, creo que sí ha llegado el momento de reformar la Constitución, no tenemos porque tener miedo al cambio, es avanzar y cada cosa tiene que estar adaptada a su tiempo, no me parece que sea tan grave y para tirarse de los pelos cambiar nuestra Ley de Leyes para adecuarla al momento que vivimos, es más, considero un acierto que se reforme en determinados puntos puesto que las sociedades cambian y con ellos deberían hacerlo todos los sistemas que sustentan dichas sociedades. No por ello perderá legitimidad, es más si sigue anclada en 30 años atrás, cuando el pueblo no se sienta representada y protegida por ella, es cuando realmente puede perder legitimidad. Como ha pasado con algunos de los políticos actuales, que poco a poco su credibilidad va descendiendo.

Otro punto fundamental en el cambio que creo debe realizarse es educar a las personas en política, que sepan sobre la política porque es fudamental para el día a día y que no podemos seguir regocijándonos en nuestro analfabetismo político porque la ignorancia será la cuna de los tiranos, y sino leemos y nos informamos seguiremos cometiendo el error de votar por tradición y no por nuestra afinidad ideológica, cerraremos la mente a los partidos que más suenan y nos olvidaremos que a lo mejor hay un partido más pequeño que se ajusta mejor a nuestra forma de pensar, porque la pluridad da riqueza, y a día de hoy la pluralidad política es un tanto utópica. Y sino nos sentimos representados, deberíamos también luchar para cambiar el voto en blanco y las abstenciones, que sean escaños en blanco y si no puede salir adelante una ley porque no hay votos suficientes, será cuando los que se hacen llamar representantes de pueblo se den cuenta que deben gobernar en pro del bien común, sin olvdarse de las personas de a pie, gobernar para la mejor de todos y no solo la de unos pocos.

Para terminar dejo una frase que me parece significativa en cuanto a la importancia de la educación política de los ciudadanos.

"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales". (Bertolt Brecht)

Bienvenidos...

...a este blog en donde trataremos de aportar ideas para mejorar el Estado Constitucional Español.